23-11-2024 01:10:51 PM

La Feria que lo curó todo

Por Valentín Varillas

 

En una auténtica carambola de varias bandas se terminó convirtiendo el inicio de la edición 2022 de la Feria.

En el fondo y en la forma.

Regresó por fin el evento más querido por los poblanos.

El que, por décadas ha sido el escenario perfecto para la convivencia y disfrute de familias y amigos.

Ahora, con un nivel y una calidad inédita.

Mejor imposible.

La respuesta de la gente ha sido muy buena, directamente proporcional al valor que reciben a cambio del pago de su boleto.

Luego del encierro absoluto y la posterior apertura gradual de los eventos masivos, la Feria de Puebla este año opera como una muy sana, urgente y muy valiosa válvula de escape social.

Por otro lado, artesanos, industriales, ganaderos y comerciantes cuentan con un invaluable escaparate para hacer negocios y reponerse así de las largas y demoledoras consecuencias económicas de la pandemia.

Y eso no es todo.

También sucedió algo que nadie esperaba.

Que resultaba imposible de adelantar.

La Feria fue, en la forma y el discurso, el tema mediante el cual- por lo menos públicamente- se regresó a la cordialidad en las relaciones entre niveles de gobierno.

Una cordialidad que se había perdido ya desde hace meses y que tuvo su cénit la semana pasada, cuando el gobernador Barbosa cuestionó públicamente la falta de interés de Lalo Rivera en aplicar la ley y no dejar impunes supuestos actos de corrupción cometidos en la administración de Claudia Rivera Vivanco.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

Hubo mucho en el medio.

El gobernador del estado, desde el primer día de la coexistencia, puso sobre la mesa una serie de proyectos conjuntos que traerían diversos beneficios para Puebla.

Temas relativos a la seguridad, a la generación de obra pública e infraestructura urbana y a la atracción de inversión productiva para detonar la economía de la capital.

El panista nunca se metió de lleno a la propuesta de dejar a un lado las ideologías, los colores, los partidos y la rentabilidad electoral, para lograr todo lo anterior.

Y no es que no haya querido o no le haya interesado; para nada.

Es que, otra vez, como en muchas otras ocasiones y coyunturas de su vida púbica, le ganó el dogmatismo.

Esa doctrina cuadrada, inflexible, que no te deja ver -con el pragmatismo necesario- que en esta coyuntura específica de la vida pública poblana todos ganan más sumando que restando o dividiendo.

Y es que, no todos los que pertenecen al círculo más cercano del alcalde y que tienen una probada influencia en su actuar y toma de decisiones, le ayudan.

No, hay quienes, sin querer o queriendo, se han convertido en pesados lastres que tiene que dejar de cargar sobre sus hombros, si pretende cerrar de buena manera su trienio y tal vez, seguir estando vigente en la política poblana.

Son los mismo de siempre.

Los que creen que el trabajo conjunto, concreto, efectivo y de resultados, con un gobierno emanado de Morena es sumisión.

Que es traición a sus estatutos y una falta de lealtad a la base “moral” del ideal que llevaron a la práctica los fundadores del blanquiazul.

¿Qué opinarían, si vivieran, de las alianzas que hoy ensayan, promueven y festejan con el PRI?

Sí, los grandes enemigos de la patria que Gómez Morín y compañía precisamente querían combatir creando un partido opositor a los cachorros de la Revolución.     

Además ¿ya se les habrá olvidado a esos “puristas”, cómo les fue cuando coexistieron con un gobernador emanado del PAN?

De su propio partido.

De cómo lo descarrilaron para la candidatura a gobernador en el 2016 y el proceso legislativo que Moreno Valle inició en su contra para inhabilitarlo, encarcelado o bien, como acabó pasando: llevarlo como chivo expiatorio en una elección de antemano perdida.

Sí en donde el amarre y apoyo del morenovallismo estaba con Claudia Rivera, no con Eduardo.

¿Cómo podría irle peor ahora al alcalde?

Qué bueno que a final recapacitó.

Qué malo que, con tantas mentes enanas y radicales a su alrededor, en cualquier momento, la relación entre niveles de gobierno puede volver a lastimarse.

Y créame que la siguiente, si se da, no tendrá ya punto de retorno.

 

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