Por Alejandro Mondragón
La Cuarta Transformación sí ha traído condiciones de equidad a las mujeres, dentro del gobierno de Luis Miguel Barbosa, a diferencia de lo que se notó en el ámbito municipal con Claudia Rivera Vivanco.
Con ella, morenista, las mujeres ganaron menos que los hombres, a pesar de desempeñar su labor en las mismas responsabilidades. Además, la cultura misógina prevaleció detrás del discurso de equidad de género.
Ahora en el gabinete estatal, de 17 secretarías, 10 son ocupadas por mujeres con poder de decisión. Las féminas prácticamente equipararon los sueldos y salarios. La diferencia es de apenas 2 pesos con 30 centavos. Ellas perciben 97.70 por cada 100 pesos de ellos.
Ayer en su conferencia matutina, Luis Miguel Barbosa anunció que dos mujeres más se integrarán como magistradas del Poder Judicial; y otras dos, de tres posiciones, harán lo propio en la nueva sala de responsabilidades por las reformas legales al tema de la auditoría.
Lo mismo puede observarse en el Poder Legislativo, donde la paridad de género es una realidad.
En las estructuras de poder se avanza, aunque hay que reconocer que en otros sectores de la vida social hay rezagos.
Ya le comentaba ayer el caso de la Canirac Puebla, donde de tantas mujeres restauranteras exitosas y talentosas, Olga Méndez no pudo encontrar una para respaldar por favorecer al amiguismo con Carlos Azomoza.
Pero si revisamos otro organismos empresariales también se mira igual. Coparmex, CCE, Canacintra, Canaco y la Cámara de la Construcción.
Los sindicatos, las organizaciones sociales y ahora con el ejemplo de la BUAP con Lilia Cedillo, las demás privadas también rompan el pacto patriarcal.
Pendientes hacia la mujer son demasiados, pues los feminicidios, la violencia de género en los ámbitos profesional y del hogar es una constante.
Pero hay que reconocer que existen ámbitos donde se trabaja en los hechos en la igualdad de género.