Por Alejandro Mondragón
Aunque en tres meses es imposible evaluar a un gobierno, lo cierto es que el arranque de las administraciones panistas, en la zona metropolitana de Puebla, ha sido más que desatinado.
Corregir el rumbo quedó como slogan de campaña en la capital, pues ahora como autoridad, la gestión de Eduardo Rivera se ha visto envuelta en una crisis financiera que intentó endosársela al ciudadano/a con el fallido cobro del DAP, sin que hoy se conozcan responsables del “hoyo presupuestal”.
Al bote pronto, las primeras acciones han quedado en despintar grafitis, recoger chicles del suelo, limpiar algunos camellones y organizar desfiles con motivo de las fiestas de fin y principio de año.
Lo cierto es que hoy los ambulantes siguen sin control en las calles del centro histórico, hay montoneras de basura, el bacheo continúa sin notarse y la constante es que ante la falta de dinero hay que recurrir al crédito bancario o a la concesión de servicios.
Está claro que gobernar no es fácil, pero ya se tiene experiencia, el primer periodo municipal 2011-2014, además de que tampoco había que hacer más ante el estado en que quedó la ciudad en la pasada gestión. Con poco se notaría la diferencia, pero no.
Quizá el municipio en el que el PAN, PRI y PRD deberían considerar como “foco rojo” es San Pedro Cholula. La alcaldesa Paola Angón ha sido rebasada por nada. Si la capital está mal, la ciudad vecina se encuentra peor.
Lo que le pasa a Angón es que no tiene la menor idea de lo que se trata la gestión municipal. La inseguridad, los baches, basura por donde se mire y una ausencia de autoridad.
No es con reuniones con grupos o anuncios insulsos como se pretende mantener la confianza de los ciudadanos que les dieron en las urnas.
Prometieron corregir el rumbo y ahora lo han perdido. Se avecina la fecha en evidenciar los desvíos del pasado y señalar sanciones, pero como van las cosas este proceso servirá para esconder algo elemental: no pueden con la responsabilidad.