23-11-2024 01:10:10 PM

Cavaron su propia tumba

Por Alejandro Mondragón

 

El grupo dominante en el PAN ha perdido ya su última batalla y, por ende, la guerra por la existencia.

 

En el morenovallismo, sus huérfanos/as, cavaron cada día su propia tumba, después del helicopterazo en el que murieron Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso.

 

Dejaron ir la gubernatura que habían ganado en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 

 

Primero el interinato con Don Guillermo Pacheco Pulido. La dirigencia panista fue incapaz de negociar con el equipo de Andrés Manuel López Obrador que se quedara en las manos de uno de los suyos.

Luego tuvieron que postular a un ajeno como candidato a la gubernatura, Enrique Cárdenas Sánchez, quien se dedicó a descalificar al morenovallismo como forma de gobierno. Perdieron frente a Luis Miguel Barbosa.

 

Después no lograron sabotear la candidatura de Eduardo Rivera por la capital para las elecciones del 2021, se repartieron las plurinominales y se subieron a la ola del regreso del hoy alcalde de Puebla que arrastró al resto de los municipios conurbanos. 

 

Los morenovallistas buscaron su permanencia en el poder con la reelección de Genoveva Huerta. Usaron su padrón, su árbitro, sus reglas; pusieron todas las condiciones para continuar, punto.

 

Y perdieron en las urnas frente a Augusta Díaz de Rivera.

 

Se fueron en la busca del estatutazo para ganar en el CEN del PAN lo que no lograron en las votaciones internas en Puebla.

 

También fueron derrotados y no les quedará más que entregar el partido a sus principales enemigos. Los morenovallistas sin Moreno Valle tampoco existen.

 

Han resultado un desastre si pensaban reconstruir al morenovallismo para seguir transformando Puebla. No tienen canicas, pues.

 

Sólo deberán devolver las llaves de las oficinas del partido e irse a la banca. Nadie del grupo pudo llenar el vacío que dejaron no sólo el jefe, sino los operadores que tenía.

 

Está claro que el poder en más difícil de ejercer y más fácil de perder.

 

NUEVOS TIEMPOS EN LA BUAP

¿Puede haber alguna lectura en la pasada elección de la BUAP donde casi todas fueron candidaturas de unidad? La respuesta está en el proceso que vivió la preparatoria Enrique Cabrera Barroso, donde se impuso la voluntad de los universitarios en elecciones abiertas y transparentes.

 

Con el triunfo de Alma Lilia Varela Olguín sobre María del Rosario Pérez Vigueras en la preparatoria Enrique Cabrera, quedó claro que el ánimo de los universitarios no estuvo con el remanente del grupo esparcista, mismo que perdió el espacio, aún con la presión ejercida hacia los votantes.

 

Pese a la actuación de anteriores operadores, se impuso Varela Olguín y perdió el grupo encabezado por el actual director, que impulsaba a su secretaria administrativa, Pérez Vigueras para el relevo en el cargo.

 

El trabajo de los operadores fue infructuoso, pese a que utilizaron viejas prácticas para obtener el voto, como ejercer presión a los alumnos y la oferta de calificaciones favorables a cambio de su voto.

 

Al final de cuentas, Alma Lilia Varela tuvo una ventaja clara de votos en los sectores académico y estudiantil, lo que la llevaron a ganar la elección y, por si fuera poco, revelan nuevas formas de triunfo que están exigiendo los universitarios, con claras y mejores opciones, que impulsen una renovada forma de trabajo.

 

Con el resultado obtenido, se espera una nueva era para la preparatoria Cabrera, con miras a que retome su vocación académica, su impulso y en los próximos años el egreso de mejores y más preparadas generaciones.

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