23-11-2024 04:04:51 PM

Marko, el lastre

Por Valentín Varillas

 

No, a pesar de lo que se pensaba, el líder nacional del PAN no abonó en nada al proyecto de reelección de Genoveva Huerta al frente del partido en el estado.

Al contrario.

La cercanía entre ambos y la asociación que durante años prevaleció en el imaginario colectivo de militantes y simpatizantes del blanquiazul, acabó siendo una pesada losa para la morenovallista.

Y es que, aunque Marko Cortés pudo reelegirse como presidente del CEN, más allá de las élites del partido, lo cierto es que ha perdido mucho capital político entre la militancia.

Lo ven débil, tibio, convenenciero y sobre todo, acomodaticio.

Saben que, más allá de los intereses del partido, buscó beneficios personales al momento de la definición de candidatos a cargos de elección popular en el 2021.

Puebla fue la excepción ante la enorme escasez que existe de perfiles potencialmente ganadores.

Lalo fue candidato a pesar de su líder nacional, aunque después, ya para la foto, se sumó gustoso al festejo.

Sin embargo, el verdadero clavo que selló el ataúd de Genoveva, fue la publicación de las declaraciones del líder partidista reconociendo que, para el 2022, están de antemano prácticamente derrotados en aquellos estados en donde habrá procesos electorales.

Lo mismo, exactamente, sucedió en la coyuntura del 2021.

Igualmente, en conversaciones filtradas a los medios, Marko adelantaba rotundos fracasos en la renovación de prácticamente todas las gubernaturas que estaban en juego- a excepción de Querétaro y Chihuahua- y rogaba porque el rechazo a los gobiernos de Morena en zonas urbanas le alcanzara para tener una representación medianamente digna en el Congreso de la Unión.

Habrá muchos que le agradezcan el crudo realismo con el que analiza la realidad que vive actualmente el blanquiazul, pero en términos de imagen y discurso, ninguna tropa quiere un general que entre derrotado a la batalla, mucho antes de que ésta siquiera comience.

Y al panismo poblano, al auténtico, le urgen victorias en las urnas.

Victorias propias y no heredadas por aquel grupo de priistas que tomo por asalto su partido.

Y curiosamente, paradojas de la vida, a diferencia del 2010 y de los procesos que siguieron mientras el morenovallismo se mantuvo como fuerza hegemónica en la política poblana, hoy son los ortodoxos, los de la vieja alcurnia y longeva militancia, los únicos que le ofrecen a la derecha poblana, la posibilidad de ganar elecciones.

El derrotismo de Marko y su identificación con la figura de Genoveva Huerta, hizo que el apoyo incondicional del CEN a su proyecto, operara en los hechos como un auténtico tiro de gracia.

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