Por Jesús Manuel Hernández
Con luces y sombras se efectuó la reunión de la CELAC en México, luces para Marcelo Ebrard, sin duda, para el mismo presidente López Obrador; sombras para quienes cuestionan la protección a Cuba o Venezuela; pero sobre todo se reaviva un escenario en la geopolítica del Continente de cara a los intereses de Estados Unidos.
López Obrador ha dejado claro que pretende encabezar el liderazgo frente a los intereses de los Estados Unidos, país que se debate entre su presunta derrota frente a los talibanes en Afganistán y su empoderamiento frente a la Unión Europea sumando al Reino Unido y Australia frente a la fuerza militar de China bajo el emblema del llamado Aukus.
En este escenario para Washington, América se reduce a un problema de migración, asunto por cierto no muy asumido en la CELAC.
López Obrador asumió una jugada de gran envergadura, que busca cambiar los factores de la geopolítica en el Continente haciendo suyos los intereses de todos los países donde EEUU ha tenido confrontaciones.
Para algunos analistas Amlo va tras el lugar de Bolívar, de Francisco de Miranda, para poner en valor el modelo americanista ajeno a los intereses y la visión de EEUU: “América para los americanos”, una agenda complicada, con un camino en el filo de la navaja, donde los casos de Cuba y Venezuela, por ejemplo, dividen a los países en sus visiones de conjunto. Pero esos temas le agradan, le gustan al nuevo emancipador.
Las dos grandes visiones sobre el futuro y destino de América vuelven a chocar, el dominio económico, tecnológico, ideológico, se plasma a diario y contribuye a las diferencias económicas, con el resultado del crecimiento de la migración, México de por medio, en un escenario incontrolable y a veces financiado, auspiciado por quienes ven en López Obrador un piedra en el camino.
Los ciudadanos de América, en muchos casos, ven al modelo norteamericano como un ideal para sus países, el neoliberalismo se ha encargado de hacerlo creer y de ponerlo sobre la mesa.
Un claro ejemplo se ha vivido en estos tiempos de pandemia. ¿Quién -se preguntan- ha tenido un mejor manejo frente al Covid, quién ha podido vacunar a más gente? Y todos voltean a Estados Unidos, país que además ha vacunado a cientos de miles de mexicanos que despreciaron la estrategia de la 4T. Las críticas además son radicales e ideológicas, se privilegia la calidad de las vacunas de EEUU, se desprecian tan solo por su origen las de China o de Rusia, ya no se diga las de Cuba.
Finalmente la CELAC decidió acuerdos comunes en temas sanitarios y una resolución conjunta contra Estados Unidos por el llamado “bloqueo” a Cuba, ni más ni menos lo que López Obrador quería desde un principio.
Aunque el término “bloqueo” para muchos es inapropiado, sobre todo para los políticos de Estados Unidos quienes le llaman “embargo”, acción derivada de cuando Fidel Castro nacionalizó las inversiones de los ciudadanos norteamericanos en la isla.
Se ha olvidado por lo visto, que aquellos “inversores” eran los mafiosos de la época que habían encontrado en Cuba el sitio ideal para la instalaciones de casinos, su cercanía con Florida, las facilidades para los negocios como prostitución, drogas, etcétera, hacían de Cuba y su gobierno, el sitio ideal.
O sea, Estados Unidos practicó un “embargo”, traducido en “bloqueo” para proteger el dinero del crimen organizado nacionalizado por la Revolución Cubana.
Una especie de “elefante en el cuarto”, como lo ha sido la migración, derivada de la pobreza, en la reunión de la CELAC.
O por lo menos, así me lo parece.
