Por Alejandro Mondragón
Si en 2020 se puso por encima de la crisis económica, la salud de todos, en este 2021 se resolvió que primero el bolsillo de las familias que la vida.
Suena duro pero es una realidad. En plena tercera ola de Covid19, nada frena la actividad productiva y la movilidad.
Ya se sabe que en 2020 murieron miles de negocios, el desempleo llegó para quedarse y los niveles de ingreso se fueron por lo suelos, pero fue el costo por la salud: el confinamiento.
Ahora, las autoridades decidieron que ya no puede darse otro encierro obligatorio, por lo que aplicaron una política sanitaria laxa, en la que en algunos casos se deja pasar, se deja hacer.
Pero también hay otros en los que se fomenta la insana distancia o la concentración social. Y es en todo el país. Ahí están los conciertos en la calle de bandas como La Maldita Vecindad en la Ciudad de México.
En Puebla, se tienen desde reuniones de alcaldes electos con taxistas, empresarios, colonos y demás. Otras autoridades como la de la capital organizan Ferias de Libro o reuniones presenciales.
Y eso está muy mal, porque la tercera ola todavía no alcanza su nivel más alto, lo que ocurrirá a finales de agosto, en pleno regreso a clases, las cuales serán presenciales por decreto presidencial. “Llueve o truene”, advirtió Andrés Manuel López Obrador.
Es cierto que la vida económica es indispensable para vivir, pero la salud -que tanto se pide no falte en los brindis de Año Nuevo- queda relegada.
Nadie hace su tarea. Las plazas comerciales siguen llenas, los restaurantes al máximo y las áreas de esparcimiento repletas de familias que piensan que el coronavirus ya no existe.
Lo peor es la necedad de quienes se niegan a vacunarse, piensan sólo en ellos, y se olvidan de los demás que sí quieren vivir sanos.
Puebla rebasó, otra vez, los 200 contagios diarios este fin de semana, pero a los poblanos y poblanos les importa poco.
De qué servirá un rato de ocio o tener el bolsillo con dinero, si vamos a acabar contagiados, en el mejor de los casos.
En esto, queda claro, no hay justo medio.