24-11-2024 05:00:05 PM

Alicaída, la democracia mexicana

Por Valentín Varillas

“La democracia no trae el cuerno de la abundancia”-señaló enfático ayer, el presidente López Obrador.

Mezcla, como siempre, la gimnasia con la magnesia en una muy clara confusión de términos.

Es verdad que el concepto de bienestar es multifactorial.

Que los procesos institucionales para elegir a nuestros gobernantes y representantes populares no son suficientes, por sí solos, para llevar bienestar, crecimiento económico y seguridad a los mexicanos.

Sin embargo, la democracia es una de las condiciones básicas, elementales, que hay que fortalecer si se pretende lograr todo lo demás.

Es parte fundamental del proceso de reconocimiento, garantía y resguardo de las libertades de cada uno de los habitantes de este país.

No me parece menor.

Por eso preocupan las palabras del jefe del ejecutivo federal.

Porque se dan en medio de una disputa abierta con el INE, el encargado de organizar y llevar a buen puerto el proceso electoral de junio, por la cancelación del registro de una grupo de candidatos de Morena.

El mismo INE que fue aplaudido a rabiar desde el púlpito presidencial, cuando negó la solicitud de registro como partido político a México Libre, organización conformada por “sus adversarios” y se lo otorgó a otras más que estaban integradas por auténticos incondicionales del partido en el poder.

Así se las gasta la muy bizarra y cada vez más surrealista congruencia oficial.

Pero más allá de esta desafortunada declaración; una más dentro de las miles y miles que hemos escuchado en más de dos años de esta administración, lo verdaderamente grave es que el concepto “democracia” ha perdido mucho de su valor en el imaginario colectivo del mexicano.

Y eso sí es motivo de alarma.

Hace apenas unos días, medios nacionales dieron cuenta de los resultados de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica 2020, llevada a cabo por el INEGI y el propio INE.

Ahí, se muestra que el 40% de los encuestados estaría dispuesto a apoyar a un gobierno encabezado por militares.

Es la primera vez que se incluye esta pregunta en la encuesta y me parece que no es casual.

Es importante medir lo anterior en un momento en donde, como nunca, el presidente  ha fortalecido y empoderado a las Fuerzas Armadas.

El que 4 de cada 10 mexicanos apoyen la instalación de una Junta Militar para gobernar al país es una tragedia.

Entendible, tal vez, pero jamás justificable.

Es un reflejo claro de que, cada vez más mexicanos no ven que sea la política, el camino para poder acceder a una mejor calidad de vida, a un futuro menos desolador.

Y debido a esta desesperación, están ya dispuestos a todo.

Vaya mensaje.

Después de décadas de lucha por la ciudadanización de las elecciones, de haber expulsado al gobierno de su realización y sobre todo, de que la alternancia es ya desde hace más de dos décadas una realidad de nuestro sistema político, millones de mexicanos –muchos -, han llegado a la penosa conclusión de que, más allá de colores, logos e ideologías, todos son iguales.

Exactamente iguales.

Iguales de malos, por cierto.

¿Qué sigue entonces?

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