22-11-2024 11:07:07 AM

“No va a poder”

Por Valentín Varillas

Donald Trump llegó a ejercer un poder casi-absoluto durante su presidencia, desafiando a las instituciones de su país.

Cada peligrosa ocurrencia que manejaba en el discurso público, venía acompañada de la incredulidad de sus opositores, de la opinión pública y publicada y de quienes en su momento formaban parte de aquellas instancias que por naturaleza suponen un freno al poder absoluto.

“No lo van a dejar”- argumentaban, confiando en la añeja y tradicional fortaleza de los cimientos legales y jurídicos de la llamada Unión Americana.

Paralelamente, Trump les ganaba terreno.

Gastaba millonarias sumas del erario gringo en apoyos para aquellos sectores y grupos que lo apoyaban en lo político y con los que comulgaba ideológicamente.

También diseñaba estrategias de control y cooptación de cualquier tipo de contrapeso que pudiera significar un obstáculo en la consecución de sus objetivos.

Arremetió con todo en contra de la CIA, el FBI, la Corte Suprema, las instancias legislativas, los medios de comunicación, organismos internacionales independientes y demás.

Un escenario inédito en la vida democrática de ese país.

Ningún presidente se había atrevido a tanto y lo peor, la estrategia fue tan efectiva que al final logró en gran medida subyugarlos.

Y así, les fue ganando terreno hasta dejarlos fuera de la jugada.

La inocente confianza ciudadana de que un abstracto como el término “instituciones” por su simple definición, servirían como límite efectivo ante potenciales abusos de poder.

Se olvidaron de que estas instituciones, por muy sólidas que sean, están formadas por individuos.

Y estos, frecuentemente, son rehenes de sus propios intereses personales, de grupo, políticos o económicos.

También de sus miedos, filias y fobias.

Y cuando despertaron después de cuatro años, cuando pudieron dimensionar el daño hecho, tomaron conciencia.

Tardaron, pero al final pudieron evitar una catástrofe de dimensiones gigantescas.

Sin prisa pero sin pausa, un gobernante de talante autoritario, fue erosionando lo que otros se tardaron siglos en consolidar.

Vaya lección.

Y es que, el mundo en general, nos guste o no, debe verse en el incómodo espejo de la realidad americana y las consecuencias que los últimos 4 años tendrán en su vida como país en el corto plazo.

Nosotros incluidos, por supuesto.

A lo largo y ancho del planeta, existen condiciones y realidades que en los hechos son el caldo de cultivo ideal para el crecimiento político exponencial de personajes como éste.

Con todo y lo que ello implica.

 

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