Por Valentín Varillas
Detrás del tristemente célebre “como anillo al dedo”, recitado como mantra por los más célebres miembros de la 4T, hay mucho más de lo que a simple vista parece.
No es ni de cerca, un desliz declarativo que se repite con cierta frecuencia, como burda muestra de una aparente frivolidad oficial, ante las consecuencias que ha tenido para el país la pandemia por Covid 19.
La frase, es un reflejo fiel del sentir del actual grupo en el poder.
A esos que, en términos exclusivos de sus intereses políticos, la aparición del virus les sirve hoy como justificación discursiva única de su falta de resultados.
De otra forma, a dos años de gobierno tendrían mucho que explicar y seguramente, muy pocos argumentos en su arsenal para hacerlo.
Por lo menos de manera creíble.
Y es que, el rumbo que empezó a perfilarse al inicio de esta nueva era de cambio político en México, previo a la emergencia, no era ni de cerca lo que se esperaba.
Antes del fatídico abril, habíamos ligado cinco trimestres al hilo con un desempeño negativo del PIB, por lo que el pronóstico mas optimista indicaba que cerraríamos el 2020 con un crecimiento apenas del 0.5%; mínimo, pero crecimiento al fin.
Tampoco en el rubro del empleo.
La pérdida de puestos de trabajo antes del coronavirus, ya rondaba los 150 mil, apenas en los primeros tres meses del año.
Por si fuera poco, la industria estratégica nacional mostraba preocupantes números rojos, antes de la pandemia.
En su reporte financiero, presentado a la Bolsa Mexicana de Valores, PEMEX reportó pérdidas por más de 562 mil millones de pesos en el primer trimestre de este 2020.
El año pasado, el primero del gobierno de la 4T, la paraestatal perdió 342 mil millones, un 62% más que en el 2018.
Petróleos Mexicanos es la columna vertebral de la política energética, presupuestaria y financiera de este gobierno.
Por su parte, Comisión Federal de Electricidad perdió 121 mil 800 millones de pesos en los primeros tres meses de este 2020, antes del Coronavirus, lo cual representa un aumento del 858% con respecto al mismo período del año anterior.
La industria estratégica nacional está prácticamente quebrada y la pandemia no es la culpable.
Algo muy parecido sucede en el rubro de la seguridad pública.
En el primer año de la 4T, de diciembre de 2018 a noviembre de 2019, 34 mil 579 personas fueron asesinadas en México.
Una cifra récord para esas fechas.
Faltando un mes para que termine este año, la proyección para el cierre es de 40 mil 863, con todo y pandemia.
Es decir, con un buen porcentaje de la población confinada por un espacio muy largo de tiempo.
Otro récord que se romperá en este gobierno federal.
Imagínese tener que explicar todo lo anterior, si no se tuviera la pandemia como eje central del discurso público y la atención generalizada de un país entero.
Por eso sí creo que son sinceros cuando aseguran que esta complicada realidad les vino así, “como anillo al dedo”.