24-11-2024 11:00:23 PM

La tibieza de Marko

Por Valentín Varillas

 

Los liderazgos y la militancia panista, en varios estados de la República, andan muy inquietos.

Incluso preocupados.

Tienen severas dudas de que el actual líder nacional del blanquiazul, Marko Cortés, sea el perfil ideal para llevar las riendas de la estrategia electoral del partido, de cara al proceso electoral del próximo año.

Por decir lo menos, lo ven muy tibio.

No gusta el hecho de que a todos, absolutamente todos los grupos que se mueven con la intención de colarse a alguna candidatura, federal o local, les diga que sí, que adelante, que sigan con sus aspiraciones y que cuentan con su apoyo.

No importa siquiera qué tan competitivos puedan ser en términos de una elección como la que se dará en el 2021 o sí los nombres a analizar sean congruentes con la ideología y principios de Acción Nacional.

En teoría, todos caben.

Esta falta de definición puede deberse en parte a la propia personalidad del líder partidista; una evidente falta de carácter al momento de tomar decisiones importantes de acuerdo al cargo que desempeña que lo llevó incluso a convertirse en su momento en un auténtico rehén de los más diversos intereses.

La elección del 2018 es una clara evidencia de lo anterior.

Pero también existen razones mucho más concretas, menos ambiguas, que explicarían con certeza la realidad que se vive actualmente el PAN.

La primera de ellas tiene que ver con un voraz apetito personal del dirigente.

Cada acción, decisión u omisión, se toma bajo la lógica del proceso de renovación de la dirigencia nacional del partido.

En resumen: Marko se muere de ganas de reelegirse y está haciendo lo posible por llevar una importante ventaja competitiva, desde el cargo que hoy ostenta.

Y en esta lógica, no considera apropiado enfrentarse con nadie.

Por eso a todos les da por su lado, causando una enorme confusión entre el panismo con aspiraciones.

Otro aspecto que pesa, reconocido inclusive por varios cuadros del partido en Puebla, es el gusto que tiene su líder nacional por los asuntos pecuniarios.

De lana, pues.

Y ya hay varios que han sabido como “llegarle”, en un intento desesperado de amarrar alguna candidatura.

El riesgo evidente es que el proceso de selección de candidatos se vuelva la auténtica danza de los millones al interior del partido, más allá de qué tan buenos productos electorales resulten los aspirantes.

El caso de Puebla capital se tocó cuando Marko Cortés vino al estado como invitado principal del más reciente informe del presidente municipal de Atlixco, Guillermo Velázquez.

Juran los enterados que, antes de viajar a ese municipio, se llevó a cabo una muy privada reunión de panistas de cepa, la cual tuvo lugar en la ex hacienda de San José Actipan, en San Andrés Cholula y que es propiedad del empresario Jorge Espina Reyes.

Ahí, el líder panista no quiso adelantar mucho sobre quién sería el perfil ideal para competir por la presidencia municipal de la capital, pero prometió que, más allá de filias y fobias, personales y políticas, privilegiarían a quien los indicadores perfilaran como la opción con más posibilidades de ganar.

A pesar de que el compromiso parece elementalmente lógico, en términos de los criterios que definen la rentabilidad electoral, para muchos, el presidente del CEN ha estado lejos de honrar su palabra.

Ni siquiera se han llegado a los acuerdos mínimos necesarios para sentar las bases de lo que podría llegar a ser una convocatoria.

Su actuar como dirigente, ha tenido como consecuencia un innecesario desgaste al interior del panismo poblano, con un saldo de preocupantes fracturas y amenazas de deserción, que al final pudieran ser importantes en el desempeño electoral del blanquiazul.

 

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