1.- En los años cincuentas, sesentas y setentas del siglo pasado, el Estado Benefactor Mexicano había creado y practicaba diariamente un sistema modesto de oportunidades, que nos permitió crecer evolutivamente con escasa planeación nacional, mucho entusiasmo nacionalista y grandes ideas.
1.1.- Pese a una corrupción tolerable para esos días, cientos de miles de adolescentes a un paso de entrar a la juventud, examínanse en las centenas de escuelas formadoras de: profesores, militares para cuerpos castrenses de aire, agua y tierra; técnicos, humanistas, y futuros ejercitantes en todas las artes y deportes.
2.- Donde no había becas completas (hospedaje y alimentación), se otorgaba por el gobierno federal, dinero efectivo para subsistir mientras se adquirían las herramientas escogidas para ascender socialmente.
En el menor de los casos, existían oportunidades convertidas en plazas para asistir a clases, mientras operaba una auto-selección para introducirse a la meritocracia.
2.1.- Fue así como cientos de miles de hijos de campesinos míseros, agricultores medianos, comerciantes en pequeño, y empleados menores de los gobiernos, convertidos en ingenieros civiles, mecánicos, químicos, doctores, geólogos, administradores, abogados o arquitectos, al término de su carrera se convertían instantáneamente, en miembros de la clase media nacional que con un ingreso digno enriquecían al mercado interno, protegido por el Estado Benefactor.
2.2.- El Estado Benefactor Mexicano también incluía entre sus múltiples parabienes hacia nuestra sociedad, altas consideraciones para los vendedores de fuerza de trabajo y con especial dedicación para los sindicalizados.
2.3.- La micro, pequeña y mediana empresa proveía dignamente al mercado interno y se destinaban grandes recursos para la agricultura y para la ganadería.
3.- Pero llegaron algunas docenas de jóvenes instruidos en EEUU con becarías provenientes del tesoro nacional (impuestos de los mexicanos mas ingresos petroleros). Su retorno privilegiado con altos encargos en el gobierno central les permitió imponer ideas practicables imbuídas por sus asesores en esos países anfitriones y ahí empezó “lo que perdimos”.
4.- De pronto presionados los gobiernos federales en diversos sexenios por los organismos internacionales de corte capitalista, abjuraron de la política social y adoptaron con agrado de los grandes capitalistas multi-nacionales al libre mercado como rector de la nueva moral gubernamental.
5.- Fue así como construimos aeropuertos, autopistas, infraestructura y equipamiento urbano de primer mundo a zonas privilegiadas de corte turístico, que en lugar de beneficiar al capitalismo criollo se entregaron y se siguen entregando a personeros o directamente al capital extranjero, gracias a las ideas penetradas en México a partir de 1984.
6.- Lo que perdimos fue el régimen de oportunidades, y ahora nos encontramos con entes políticos de altos liderazgos partidarios pero con escasos programas de resurrección del Estado Benefactor Mexicano.
7.- ¿Qué hacer? para volver al encuentro del bienestar de las mayorías a las cuales pertenecemos un noventa por ciento de la población.
7.1.- Lograr que la prensa escrita genere una opinión pública favorable para el proceso de Reconstrucción Nacional, atacando el patrimonialismo del poder en todos los órdenes: De iniciativa privada, religioso, económico, financiero, político, gubernamental en los tres tipos de gobierno, mediático, artístico y el cultural.
7.2.- Que las concesionarias radiofónicas y televisivas dediquen parte de sus espacios privilegiados en audiencia, al tratamiento de los grandes problemas nacionales y sus racionales e inmediatas soluciones aportadas por los tanques de inteligencia mexicana que son los institutos superiores de educación y los institutos de investigación científica y tecnológica.
Visto que la sociedad nacional no ha sido educada en la responsabilidad social, tócale a los organismos de conciencia social usufructuar las más altas tribunas.
cesarmusalem@puebla.com