Dirigente del Movimiento Antorchista Nacional
El diario Reforma, en su nota de primera plana del viernes 16 de octubre, al reseñar la manifestación del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) contra el ukase del Presidente de la República que suprime de un plumazo su fuente de trabajo, afirmó que entre los manifestantes iba un contingente de miembros de Antorcha Campesina. Días atrás, al hablar del plantón y bloqueo de vialidades de los obreros electricistas frente a la Secretaría del Trabajo por el mismo motivo, el derrotado pretendiente a la dirigencia del SME (cuyo nombre no recuerdo ni creo que la historia vaya a resentirse algún día por la omisión) declaró a los medios que el evento había contado con el apoyo y la presencia de contingentes de Antorcha Campesina. Ambas afirmaciones son un invento total de punta a cabo y carecen del mínimo apoyo en los hechos; pero es eso justamente lo que las torna sospechosas y, en cierta medida, preocupantes para nosotros. A estas alturas, después de 35 años de luchar, casi a diario, con la difamación y la distorsión intencional de todo lo que Antorcha haga o diga por parte de los grandes consorcios mediáticos al servicio del poder público, sabemos perfectamente que este tipo de falsedades nunca es un error involuntario; que son siempre maniobras perfectamente calculadas para producir un efecto, lograr un resultado inconfesable, o comenzar a echar las bases de alguna sucia maniobra futura. La experiencia nos ha enseñado que en problemas de cierta envergadura, los medios informativos y los declarantes oficiales u oficiosos no se equivocan nunca, ni siquiera cuando mienten: saben siempre a qué intereses y a qué maniobra política sirven, y hacen su trabajo a conciencia.
Involucrar a Antorcha Campesina en el problema del SME como se está intentando hacer no es, pues, ninguna ingenuidad. Algo inconfesable se pretende con ello y, por eso, los antorchistas consideramos necesario salir al paso con dos precisiones indispensables. Primera: el Movimiento Antorchista Nacional no tiene, ni ha tenido nunca, alguna relación, formal ni de otro tipo, con la dirigencia sindical del SME ni con los trabajadores de base. Tampoco hemos recibido, en la actual coyuntura, ninguna invitación para participar en las movilizaciones llevadas a cabo hasta hoy por los electricistas y sus dirigentes. Y consideramos indispensable dejar muy claro a todo el mundo, en primer lugar a la propia dirigencia del SME y a las organizaciones que sí están participando activamente con ellos, que nosotros no necesitamos ni andamos buscando publicidad fácil y gratuita montándonos en esfuerzos ajenos; ni acostumbramos, por la misma razón, injerirnos a la fuerza en cualquier lucha vistosa que se libre en el país, si nadie nos llama ni nos necesita. Somos solidarios, eso sí, y muy consecuentes y honestos además, de las buenas causas, pero sólo cuando somos requeridos por quienes tienen la facultad y la representatividad para hacerlo, es decir, sólo con quienes consideren útil nuestra ayuda y no se avergüencen de nuestra compañía ni sientan que nos hacen un favor al solicitar nuestro apoyo. De lo contrario, sabemos mantenernos a prudente distancia de los conflictos que no nos incumben directamente.
Segunda: consideramos no sólo un derecho, sino una obligación ineludible, tomar posición ante un hecho decisivo para el futuro del país como es la supresión de una importante paraestatal como Luz y Fuerza del Centro, y de un sindicato de larga y honrosa trayectoria de lucha al lado de las mejores causas de México, sin por ello contradecirnos con lo dicho más arriba. Queremos decir, pues, que nos suena totalmente inconsistente la argumentación oficial con que se trata de justificar el golpe. Nadie que no sea un tonto de capirote o uno de los beneficiarios de la medida, puede aceptar que el único responsable de la quiebra de la empresa sea el sindicato, por las “excesivas prerrogativas y canonjías” que abusivamente “arrancó” a la empresa. Es una verdad del dominio público, que incluso el propio gobierno federal sostiene cuando así le conviene, que México es un “gran atractivo” para la inversión extranjera, en primer lugar, por lo barato de su mano de obra y por la flexibilidad del obrero mexicano para adaptarse a las peores condiciones de trabajo. Es decir, que en general y en particular, la clase trabajadora mexicana gana mucho menos que la de los países desarrollados que invierten en nuestro país; y siendo esto así, el “abuso” no puede entenderse más que como una relativa mejoría de los electricistas comparados con otros obreros que desquitan salarios de hambre en su propio país. ¿Y es eso lo que se les echa en cara como un crimen?
Por otra parte, es vergonzoso que el gobierno y sus empleados de Luz y Fuerza salgan a quejarse de los “abusivos” obreros, y a culparlos de la baja productividad y rentabilidad de la empresa. ¿Los amenazaron acaso con rifles, cañones y misiles, para arrancarles las prestaciones abusivas? ¿Por qué ellos, los quejosos, no defendieron la salud financiera de la empresa? Y, con relación a las bajas productividad y rentabilidad, también es vergonzoso que gerentes y directivos eludan toda responsabilidad por ello. Aquí y en China se sabe que productividad y rentabilidad no dependen sólo de una mayor explotación del trabajador, sino de otros factores como la organización interna de la empresa, el grado de automatización de la misma y la tecnología al nivel de los estándares mundiales entre otros. Y nada de ello depende de los trabajadores, sino, precisamente, de los gerentes y directivos. En conclusión, pues, y aceptando sin conceder que las cifras que se manejan sean ciertas, resulta claro que no se puede echar toda la culpa a los obreros, omitiendo toda la responsabilidad de los directores. Si, además, no se desechan así como así los rumores acerca de ciertas ambiciones sobre la red de fibra óptica de Luz y Fuerza, la posición de Antorcha no puede ser otra más que el rechazo abierto a ese atentado contra el patrimonio de los mexicanos.
