Por Alejandro Mondragón
Ya pasaron 10 gobernadores y 12 alcaldes desde la última vez que el PAN postuló a una mujer a la presidencia municipal de Puebla.
Fue Ana Teresa Aranda la última y todo apunta que así se quedará, a pesar de que existe hoy la opción de hacerlo por la posición de género.
Ahí están Genoveva Huerta, Mónica Rodríguez, Blanca Jiménez, peeeeeero en el PAN hay que reconocerlo priva aún la misoginia.
La cúpula panista comienza a cerrar espacios a la opción de postular a una mujer para las principales ciudades del país e incluso a aquellas que buscan la gubernatura.
Mediante recursos estatutarias, los hombres hacen hasta lo imposible por cerrar el paso a las féminas azules en Yucatán, Tamaulipas, Durango, Nuevo León y Tlaxcala. Puebla irá por el mismo rumbo.
Las presiones nacionales están a la orden del día en busca de candidaturas, como parte de la estrategia de contención de la 4T en todos los ámbitos y se ha considerado que los hombres panistas podrían obtener mejores resultados para sus propósitos.
Sí habrá lugares para las mujeres, pero en otras posiciones, como diputaciones federales o locales, e incluso municipios pero las principales ciudades, estados y plurinominales no se las dejarán.
Los panistas no lo admiten. Sin embargo, está más que claro que la estructura patriarcal del blanquiazul comienza a imponerse.
Y si eso ocurre, entonces ya sabemos por dónde irá la definición de la candidatura a la alcaldía poblana. Quizá ya hasta se cuente con la terna: Eduardo, Rivera, Pérez.
El Yunque que cada vez pierde influencia en el ámbito interno del PAN, ha logrado persistir en las regiones, en los estados y en los municipios.
Máxime si los estudios hechos por el partido establecen que se prefiere para la capital a un hombre con experiencia y ligado a la academia.
Ahí se las dejo.
