22-11-2024 03:26:17 AM

Perdieron el miedo

Por Jesús Manuel Hernández

 

Los primeros informes de los medios locales situaban en 30 mil el número de estudiantes marchando por las calles de la ciudad el pasado 5M.

Al concluir el acto cambiaron las cifras por 50 mil.

Otros medios empezaron diciendo que eran 50 mil y al concluir recalcularon la cantidad de estudiantes y optaron por cabecear la noticia con 150 mil.

Los viejos periodistas no recuerdan una marcha tan bien organizada, tan disciplinada y tan grande y animosa como la de los estudiantes que han perdido todo, hasta el miedo.

Varios mensajes nos dejan:

El futuro del país está en las manos de los jóvenes de la llamada Generación Z o Centennial, sin duda los más afectados por la falta de trabajo, exigencias laborales, competencia, sobre oferta de profesionistas y una economía destrozada, sin pies ni cabeza.

Jóvenes cansados de los discursos políticos de todos los órdenes ideológicos y a quienes no se les ha tomado en cuenta en los proyectos de gobierno.

Estos jóvenes han sido presa fácil de la delincuencia organizada o improvisada, han perdido la seguridad, temen por sus vidas y sufren en carne propia la perdida de sus compañeros, todo en un ambiente que no puede reducirse simplemente al concepto de la “inseguridad”.

Los jóvenes dieron ejemplo, tomaron la bandera que ninguna estructura política ha sido capaz de encabezar.

Los estudiantes de las universidades poblanas, rebasaron a sus rectores, a sus representantes, a los políticos, a los gobernantes, animaron a la población a dar ejemplo de la ausencia del Estado en un caos que no puede explicarse fácilmente y que tampoco es culpa de una sola persona.

La marcha ejemplificó también el enfoque de los medios de comunicación, los tradicionales y los nuevos; tal fue la revelación estudiantil que obligó a los editores a reconocerlos, a darles el espacio que les han negado históricamente.

Para algunos observadores se trata de un acto manipulado con fines diferentes a la garantía de la seguridad estudiantil.

Para otros, la fortaleza del movimiento es que surge de ellos mismos, no de una persona, y se traduce en un ambiente de escalada de alumnos de todas las universidades, pese a la acción en contra de algunos rectores.

El 5M, como se la ha dado en llamar, constituye sin duda el nacimiento de una nueva forma de ver, proponer, escuchar, hablar y convocar y esto les debe preocupar a los políticos, todos.

Una fuerza incalculable, poco manipulable, consciente de su responsabilidad y con acciones concretas que demostró que cuando se lo propone sabe hacer valer su opinión.

Para los críticos al gobierno, se trató de una marcha contra el gobierno, para los observadores ajenos a las tendencias ideológicas, se trata de la primera gran prueba del gobierno en turno frente a una realidad que, si bien no pasaba desapercibida, tiene dimensiones insospechadas, peligrosas para la gobernabilidad.

A muchos les gustó que el gobernador haya salido a dar un breve mensaje a los estudiantes. A otros les pareció que su intervención fue escasa, quizá un tanto imprudente o a manera de regaño o enojo.

Haya sido como haya sido, en el escenario político acaba de debutar una nueva fuerza, sin partido.

Cada estudiante representa a una familia, a un grupo de gente que tiene rencores, que siente que el Estado le debe, o una hija, un hijo, una vida, un estado de ánimo, una frustración. Y esta nueva fuerza votará en el 2021.

¡Aguas! Con intentar engañarlos.

¡Aguas! Con mandar candidatos improvisados e impuestos.

La agenda de riesgos tiene que ser revisada y el discurso y la actitud también.

O por lo menos, así me lo parece.

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