Por Alejandro Mondragón
En Morena ya es un secreto a voces que los días del presidente Andrés Manuel López Obrador como figura decisiva en el partido están más que contados.
El mandatario federal estaría definiendo dejar a Morena e incluso solicitar formalmente que quienes se queden con el Movimiento de Regeneración Nacional le cambien el nombre.
Las grillas, tribus que se han formado al interior, el obstáculo para la devolución de prerrogativas partidistas y el caos en la militancia terminaron por hartar a AMLO.
Su posición también tiene que ver con el hecho de oponerse a la reelección de presidentes municipales, alcaldesas y legisladores federales y estatales.
A sus cercanos ha expresado que los conservadores de la oposición usarán la reelección de autoridades locales como el preámbulo de lo que podría ser la suya. Y eso no está dispuesto a que ocurra.
Algunos gobernadores saben ya que no respaldarán la reelección de nadie. Luis Miguel Barbosa sabe que la repetición del periodo de gobierno está cancelado en el proyecto de la 4T.
El tema es clave ahora que alcaldesas y ediles han sugerido la posibilidad de reelegirse. No va a ocurrir, no se tendrán los apoyos, máxima si piensan colgarse de la imagen de López Obrador, quien está por irse precisamente de Morena.
Es más, AMLO y su grupo pretenden edificar nuevos cimientos en otros nuevos partidos para dispersar el poder que hoy tiene Morena sobre todo y eso, exactamente, se traduce en mayores pugnas por el dinero y los cargos públicos.
Y la lista de agrupaciones ProAMLO es robusta: Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas, Fuerza Social por México y el Frente por la Cuarta Transformación, todos con solicitudes formales para convertirse en partidos políticos para jugar en la próxima elección intermedia del 2021.
A estas entidades habrá que sumarles al PT y PVEM.
Quizá en la izquierda no han entendido que Morena es López Obrador y si ya decidió dejar partido y la no relección, pues todo lo demás, sale sobrando.
