Por Alejandro Mondragón
Aunque los gobiernos estatal y municipales, junto al Congreso del Estado, han impuesto candados para frenar el negociazo de los espectaculares en la zona metropolitana de Puebla, ciertos personajes ignoran las prohibiciones.
De hecho, uno de los más influyentes en el morenovallismo, Sergio Riquelme Novoa, ha sido traicionado por su socio, Pedro Gómez Castillo.
Este ex funcionario que en el pasado se vio envuelto en un escándalo que acabó con su destitución en Puebla Comunicaciones dejó una estela de pillerías.
Para empezar, volvió a vender, sin permiso, los espectaculares que tenía con su ex socio Riquelme, a pesar de las clausuras existentes.
Ex funcionarios y políticos habían hecho negocios millonarios con este tipo de publicidad, al grado que la mayoría se utilizaba en el morenovallismo para exhibir a los opositores, entre ellas, las actuales autoridades.
Lo de Gómez es grave porque se ha descubierto la venta de espacios a nombre del gobierno –en su paso por Puebla Comunicaciones- a favor del empresario Vicente Aguirre, el cual acaparó la mayoría de espectaculares contratados.
Se habla de moches del 30 por ciento para obtener recursos que permitieran inyectar en nuevos proyectos periodísticos.
El punto es que ha sido detectado. Ahora vendrán las denuncias correspondientes.
El horno no está para bollos, porque no se tolerará ninguna irregularidad, incluyendo a personajes, como Gómez, que envueltos en la Cuarta Transformación orquestaban pillerías.