Por Alejandro Mondragón
Antonio Berumen, caballero de la Orden de Malta, halló desde el 2007 una veta de negocios al amparo del Vaticano.
Con el respaldo de Televisa, como promotor de artistas, logró que varios gobernadores participaran en el negocio de la promoción política, mediante la organización de la Navidad en el Vaticano.
Precisamente, Rafael Moreno Valle –en su primer año de gobierno- encargó a Berumen la realización de la Navidad de Puebla en la Santa Sede, la cual incluía promoción artesanal y gastronómica, amén de la tradicional bendición papal.
Dos semanas antes de la fecha, la delegación acudió al estado Vaticano para preparar un programa religioso-artístico, cuya transmisión fue el 25 de diciembre del 2011.
Berumen obtuvo la franquicia para engatusar a los gobernadores con su propuesta, gracias al respaldo de Televisa. El primero en hacerlo fue Enrique Peña Nieto, lo que significó el inicio de su proyecto de imagen a la Presidencia de la República.
Moreno Valle no se quiso quedar atrás. Y en su primer año también siguió los pasos para posicionarse en el imaginario colectivo como figura nacional.
Todo claro, a costa del erario. Más de 100 millones de pesos costó esa promoción morenovallista.
Lo que le cuento viene a colación porque esta semana reapareció en Puebla, Antonio Berumen, del lado del arzobispo Víctor Sánchez –fue de los invitados al festejo morenovallista en 2011- y del gobernador Luis Miguel Barbosa.
Ahora, trajo bajo el brazo una copia exacta de la Capilla Sixtina, que podrá disfrutarse, de manera gratuita, en el atrio de la Catedral de Puebla del 30 de noviembre del 2019 al 31 de enero del 2020.
Si los gobernadores no van ya al Vaticano, ahora lleva a las entidades federativas la réplica de la Capilla Sixtina. Lo hizo el año pasado en Nuevo León.
¿Será el arranque de otro proyecto presidencial?