Apenas ayer le comenté de los relevos en La Organización denominada El Yunque. A nivel nacional llegó Guillermo Velasco Arzac en lugar de Bernardo Ardavín Migoni, mientras que Alfonso Prieto asume la responsabilidad asignada a Agustín Aizpuru Gómez.
En la capital del estado llega José Antonio Díaz García. Esta plaza la controló a placer “El Caimán” Ramírez Castellanos con la asesoría de Javier del Castillo Guerrero y Ángel Alonso Díaz Caneja.
Después del enfrentamiento con el paredismo y las divisiones propias se dejó esta responsabilidad a Felipe Álvarez, quien no dio el ancho ante la crisis que llevó a Antonio Sánchez Díaz de Rivera a perder la alcaldía frente a Blanca Alcalá. De hecho, su papel fue opacado porque dejaron como posición paralela al inefable de Pablo Rodríguez Regordosa.
Luego, mandaron a Heliodoro Fraile, hermano de Paco, pero nada más se hizo como “El Tío Lolo”. Le gustó más la burocracia dorada en la Secretaría del Trabajo federal.
Ahora que la crisis en el panismo se agudiza arriba un auténtico fantoche como José Antonio Díaz García, egresado de la Ingeniería Química en la UPAEP, cuyo crecimiento se dio al amparo del senador Humberto Aguilar Coronado.
TRES VECES LO NEGARÁS
Sin embargo, “El Mosco”, como se le conoce a Díaz García, una y otra vez ha traicionado a Beto Aguilar, su compadre.
En el año de 1996, Humberto Aguilar fue despedido como director de Gobernación en el trienio de Gabriel Hinojosa Rivero, luego de una pugna de regidores con el entonces director de Abasto y Comercialización, José Manuel Pérez Vega, mejor conocido como “Pepe Momoxpan”.
Beto Aguilar fue despedido y Díaz García su compadre y entonces secretario general del Ayuntamiento ni se inmutó, porque preparaba ya su candidatura a la alcaldía para 1998.
Antes, en la contienda de 1994 “El Mosco” quedó como subcoordinador de la campaña de Diego Fernández de Cevallos, una vez que Beto Aguilar fue encomendado a tareas partidistas. Díaz García dejó de tomarle hasta la llamada.
Beto siempre ha llevado a posiciones a José Antonio Díaz.
En el 98, Toño Díaz era candidato a alcalde y Beto Aguilar abanderado a diputado local. “El Mosco” jamás se dejó ayudar, al grado que en un acto en La Margarita empleó un lenguaje lleno de groserías para descalificar a Mario Marín y Melquiades Morales. De hecho, ha sido el único aspirante que no fue a rendir protesta, porque amaneció malito del oído.
Fox ganó la presidencia y Beto Aguilar llegó a Gobernación. El primero en ir a Bucareli fue “El Mosco”. “El Tigre” lo volvió a cobijar hasta que se presentó una posibilidad en Notimex. Díaz García pidió a Beto que interviniera con Santiago Creel, quien le advirtió a Beto: “Cualquiera, menos José Antonio Díaz”.
En plena negociación, “El Mosco” se saltó al “Tigre” y operó su nombramiento directamente con el subsecretario de Medios, José Luis Durán Reveles, a quien le aseguró que Creel ya había autorizado su designación.
Cuando Creel se enteró ya era demasiado tarde, pero “El Mosco” fue objeto de una fuerte campaña mediática, al grado que tuvo que regresar a Puebla como delegado de Sermanat, gracias a los buenos oficios de su “jefe político”, Francisco Fraile.
Llegó la campaña de Creel y Beto Aguilar lo mandó como coordinador de la campaña en Puebla.
Luego, llegó como diputado plurinominal, a donde quedó como coordinador de los diputados locales, cargo del que fue removido por Rafael Milaco.
Por cierto, “El Mosco” está hoy más cerca de Moreno Valle que de su compadre Beto Aguilar.
Naturaleza, pues.
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