Por Rosa María Lechuga*
De pronto aparece una patrulla con la sirena sonando y que de manera precipitada llega justo en el momento en que unos “huachicoleros” ordeñan clandestinamente un ducto en Irapuato, llenando galones y subiéndolos a un gran marquis, un carro lancha donde transportan el material ilegal para ofrecer en el mercado negro:
“¿Ya viste en cuánto está el litro de la gasolina en las gasolineras? Nosotros, ¿En cuánto la damos? Bien barata ¿no?”
Esta es la introducción del trailler de la ópera prima del productor mexicano Edgar Nito, que bajo el título “Huachicolero” refleja la realidad que se vive en el norte del país y que según datos del 2018 de un periódico de circulación nacional, Puebla e Hidalgo lideran con el mayor número de incidentes en los municipios “huachicoleros” inmiscuidos en la actividad ilegal que de manera sigilosa comenzó en el sexenio de Vicente Fox.
Así lo revela el libro “El Cartel negro” de Ana Lilia Pérez quien de entrada da nombres, montos, detalles de cómo se cerraban negocios entre Oceanografía y PEMEX sin olvidar el nexo de los hijos de Martha Sahagún con esta empresa. Para el sexenio de Felipe Calderón las cosas no sólo empeoraron; de acuerdo a la información de la paraestatal, tan sólo en su sexenio hay 81 contratos por más de mil seiscientos millones de dólares sin tomar en cuenta las empresas “satélite” que crearon para acaparar la asignación de contratos. ¿Nombres? Marrob, Continental Serv, CS Control de México, LG Services, Wifer, entre otras y por si fuera poco, todos sabemos que el país se llenó de sangre tras iniciarse la más absurda guerra contra el narcotráfico.
Con Enrique Peña Nieto la actividad se incrementó ante los ojos y la complicidad del ex líder petrolero Joaquín Romero Deschamps – quien acompañó a los 3 últimos presidentes- y los hermanos Bribiesca. De acuerdo a “The Economist” en su artículo “A Tropical crime waves”, Peña Nieto no sólo se equivocó, sino que su famoso “Mando único” fue una estrategia que fracasó y cuyo financiamiento fue reducido por la cámara alta y baja, es decir, le frenaron su proyecto hasta sus propios correligionarios.
El “Huachicoleo” no sólo representa pérdidas de dinero substanciales para PEMEX y por lo tanto, para el patrimonio de los mexicanos, también hay impacto en el plano ambiental, de salud, social y sobre todo, en la seguridad, donde el tejido social ha sido trastocado y la población es sacrificada por la parálisis del gobierno (o complicidad) ante la guerra abierta entre los carteles de la droga por el control del territorio.
Hasta el día de hoy no hay cifras oficiales sobre la pérdida de dinero por el robo del petróleo y sus derivados, pero estudios recientes de Santos Pérez, López Estrada y compañía, hablan de dos mil billones de dólares al año y ya no hablemos de las miles de vidas que se han perdido ante un fenómeno que lleva 18 años, que es invaluable y no parece extinguirse.
Pero, ¿Qué es lo que se dice en el discurso público de los médias tradicionales en relación a este fenómeno? De entrada, una confrontación entre la sociedad civil (de manera particular los estratos menos favorecidos), la policía, los “wa-chee-cole-ros” como le llama Jude Webber en su artículo “Petrol theft offers Mexico’s drug gangs a new revenue stream” en The Financial Times y los carteles de droga por la práctica clandestina donde la primera por supuesto, es la más castigada.
Tan sólo en el 2018, hubo una ola de violencia inesperada por el “Huachicoleo” que afectó de manera especial a 12 estados. De acuerdo a una codificación de artículos del diario de circulación nacional “Reforma” con la palabra “Huachicol”, “Huachicoleo” y “Huachicoleros” de dicho año, se reportan 91 municipios como “puntos rojos” en todo el país, donde Puebla e Hidalgo, lideran con el mayor número de eventos de violencia en 26 y 24 municipios respectivamente:
Estado | Municipios con mayores incidentes violentos relacionados al Huachicoleo |
Estado de México | 7 |
Guanajuato | 4 |
Hidalgo | 26 |
Jalisco | 3 |
Nuevo León | 18 |
Oaxaca | 4 |
Puebla | 24 |
Querétaro | 4 |
Sinaloa | 2 |
Tabasco | 2 |
Tamaulipas | 9 |
Veracruz | 6 |
Sin embargo, los estados de Aguascalientes, Baja California Norte, Ciudad de México, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, a pesar de no contar con un número alto de municipios con incidentes de violencia, también está presente el Huachicoleo.
Esto se debe entre otras cosas a la infraestructura que atraviesa al país ya que, de acuerdo a la Secretaría de Energía y PEMEX, en su mayoría los llamados ductos de productos del petróleo, gasolina, gas, turbosina, terminales de abastecimiento y reparto (TAR), refinerías, se encuentran en el centro del país.
El caso Puebla
En el estado tenemos el complejo petroquímico independencia en San Martín Texmelucan, dos conexiones a la capital del estado, Puebla y la segunda, a San Martín; existen dos TAR, una en la capital poblana, y la otra, en Tehuacán con una capacidad operacional de 346,100 y 39,624 barriles de petróleo respectivamente, y finalmente tres ductos: Minatitlán-Ciudad de México, Minatitlán-Puebla, ambos con una capacidad de 73,000 barriles de petróleo por día y tres conexiones al ducto Tierra Blanca-TAR, Escamela (28,000 barriles de petróleo por día), Puebla y CPI-San Martín (55,000 barriles al día).
Pero eso no es todo, el estado también sirve de almacenamiento clandestino, alrededor de él y muy cerca al menos 5 TAR de Poza Rica, Perote, Xalapa, Veracruz, Cuautla, la sexta refinería más grande del país en Tula, Hidalgo, la refinería marítima de Tuxpan, y un poco más lejos, la región de San Juan Ixhuatepec, Cuernavaca, Cuautla e Iguala.
Esto podría ser entre otras, una probable explicación del porqué el Huachicoleo que ha permeado en el sur del estado, ahora se esté moviendo hacia la Sierra Norte.
Los estados que hasta el año 2018, no registraban problemas con el huachicol son: Baja California Sur, Colima, Campeche, Guerrero, Nayarit, Yucatán y Quintana Roo.
Tal parece que en el sexenio de la mal llamada “Cuarta transformación”, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, sigue sin poder dar la batalla a pesar de la puesta en marcha del programa “Plan conjunto de atención a las instalaciones estratégicas de PEMEX” lanzado en diciembre pasado y donde los nombres de “Cartel Jalisco Nueva Generación”, “Cartel de Sinaloa”, “Cartel del Golfo” y “Los Zetas” continúan dominando la infraestructura de hidrocarburos.
“Están calientes las calles de mi Guanajuato, las calles…La vida aquí no vale nada, a la muerte le firmé un contrato” (banda sonora del trailler “Huachicolero”)
¡Porque existen redes que se crearon para robarse las gasolinas! (se escucha en voz off a AMLO)
———————————-
*Extracto de una investigación realizada para el curso de Geopolítica de América Latina del Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) de la Universidad de la Sorbona de París.