Sangre, sangre y más sangre.
Eso empiezan a reclamar connotados panistas, tras haber sido aplastados por el carro completo priísta.
Y es que lo que más duele es el orgullo.
Que Micalco se vaya mucho a…
Que Beto Aguilar se hizo wey.
Que dónde quedó la estructura morenovallista.
Que Anatere ya no pueblea, abuelea.
Que Fraile se fue a hallar raíces a Chiapas.
Que Arrubarrena confirmó ser un bueno para nada.
En fin, acusaciones y más acusaciones.
Los panistas perdieron de vista que la peor patada hoy se resiente en el bolsillo. Ellos siguieron con su tema de la inseguridad y tratar de hacer local una elección nacional.
Perdieron de vista que era una elección de marca, no de nombres.
Ahora lamentan profundamente haber equivocado la estrategia, pues está claro que las condiciones económicas pesan hoy más que otras situaciones sociales y políticas.
La arrogancia los mató. Se quedaron atrapados en discursos que no reflejaban la realidad, además de que la falta de dinero resultó mortal para un partido que aspiraba a posicionarse de cara a la elección del 2010.
Si bien se trata de procesos diferentes y seguro se observará un escenario más apretado, está claro que en el 2009 se perdió mucho de lo que aspiraba alcanzar un año después.
El ánimo blanquiazul se encuentra por los suelos, porque no es lo mismo perder por paliza que en un escenario de alta competencia.
Sin duda que ya se escuchan los tambores de guerra al interior del PAN, pues se buscará quitar lo que no funcionó para imponer un nuevo esquema que garantice mejores resultados.
El problema se llama tiempo. Fueron los panistas quienes insistieron en adelantar las elecciones a julio, lo que seguro los atrapara en el callejón de los madrazos.
alportador@statuspuebla.com.mx
alportador.com
messenger: alportadorenvivo@hotmail.com