Por Alejandro Mondragón
Apenas se conoció el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre el caso Puebla, donde se validaba el triunfo de Martha Érika Alonso (qepd), el presidente Andrés Manuel López Obrador se comunicó con el candidato derrotado, Luis Miguel Barbosa.
Le ofreció un cargo en su nuevo gobierno.
Desde una importante representación en Puebla hasta una posición en el gabinete.
La respuesta de Barbosa fue clara.
“Te agradezco la invitación Andrés Manuel, pero no aceptaré ningún cargo, no estoy obsesionado con el poder; me quedo en Puebla para organizar la resistencia y trabajar desde abajo, como tú lo hiciste en 2006 y 2012. No ambiciono posiciones”.
López Obrador esbozó una sonrisa cuando se despedían. Todo, antes del accidente aéreo que costó la vida a la gobernadora y esposo.
La ecuación cambió. La política dio un giro radical. Barbosa volvió a ver a AMLO. Y éste le dijo que la decisión de representar al partido en las elecciones dependía de él, pero sobre todo de su salud.
El tema Puebla se lo encomendó a Yeidckol Polevnsky, quien como el presidente, cree que a Barbosa le arrebataron el triunfo el pasado 1 de julio del 2018.
A unas horas de que se defina al candidato de la alianza Morena, PT y Verde Ecologista, la lideresa ha advertido de la llegada de “sabandijas” que sólo buscan el poder, alentados por la ambición.
Y además dejó en claro: “cuando se vienen los procesos electorales, los demonios andan sueltos, todo mundo quiere meter mano, todo mundo quiere decidir, aunque no le toque”.
¿Se referirá a las presiones de la mafia del poder para boicotear al partido?
Mensaje duro de Yeidckol. De hecho, parece que ya perfila el nombre del ganador de la encuesta que saldría, para ella, de la terna compuesta por Luis, Miguel, Barbosa.