Por Alejandro Mondragón
Gabriel Hinojosa Rivero se había convertido en el primer alcalde de oposición (PAN) en asumir la presidencia municipal de Puebla, en tiempos del control mediático sexenal por parte de Manuel Bartlett Díaz.
La incertidumbre se agudizó conforme pasó el tiempo, porque Hinojosa se había olvidado de comunicar y se puso a informar selectivamente.
Excluyó a sus críticos y se refugió radiofónicamente en la estación de Los Mastretta y Radio Oro, El Universal y se le ocurrió crear su propio medio: Periódico Ciudadano.
Las quejas de los dueños y periodistas de los demás medios llegaron a Casa Puebla, donde se halló un remedio: se les pagará lo que recibían de la anterior gestión municipal priista con Rafael Cañedo Benítez con la condición de no atacar a Hinojosa, sólo exhibirlo como incapaz de gobernar, presentar a su gabinete de inexpertos, generar división interna y acorralarlo mediáticamente.
Así, maximizar sus yerros y gazapos para minimizar logros en la curva de aprendizaje.
Al final, le funcionó a Bartlett la estrategia porque el PAN no pudo repetir en la alcaldía. Fue Mario Marín del PRI, quien gracias al PRD de Emilio Maurer, le ganaron al blanquiazul de José Antonio Díaz.
Y es que los genios de Hinojosa, en lugar de seguir la estrategia de campaña de comunicar para mantener conectado con sus votantes, pensaron en que Gabriel sería la carta natural para la gubernatura. Pensando en el futuro, olvidaron el presente, el día a día de una ciudad que todavía no tenía los graves problemas de hoy. Eran los años 1996, 1997 y 1998.
Ahora, 20 años después hay síntomas que trazan un camino similar, en el que se piensa más en la figura de la reelección que en delinear una ruta distinta en la comunicación con quienes dieron su voto de confianza.
Consultores, ligados a los llamados spin doctors que aterrizaron en Puebla con el morenovallismo, al grado de controlar otras instancias como la BUAP, gravitan en el entorno de la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, por la vía de Armando Rocha.
El común denominador es el órgano de influencia de la revista C&E que desde su aparición en la entidad estuvo respaldada por la BUAP, a través de Enrique Agüera y Alfonso Esparza.
Desde el 2014 comenzó a vincularse al grupo morenovallista, mediante Marcelo García Almaguer, con foros, la Ciudad de las Ideas y otras yerbas, siempre con el cobijo de la BUAP.
El pasado fin de semana, en el Hotel Cartesiano buena parte de los consultores fueron convocados por el buen Alejandro Rodríguez para intercambiar ideas.
Y estuvo la ex vocera de Felipe Calderón y operadora de la campaña de José Antonio Meade: Alejandra Sota.
¿Prepara su aterrizaje en Puebla?
¿Ya saben cómo acabaron Calderón y Peña en imagen?
Recetas del pasado, repetidas en Puebla. El Grupo Cartesiano lo mismo puede trabajar con Morena que con Moreno y a ambos premiarlos con sus llamados Reed Latino que sólo sirven para justificar los pagos de facturas oficiales por manejo de imagen y crisis.
Nadie se extrañe que la llegada de López Obrador a la Presidencia de la República cause el éxodo de consultores de la capital para operar en estados como Puebla con dos premisas: ganar dinero y que sus clientes se crean su propia propaganda.
