Por Valentín Varillas
Tuvo que venir la inminente ruptura política entre Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal para que el famoso “Peje” revalorara la importancia que tiene Puebla para intentar ganar la presidencia de la República en el 2018.
Y es que, en su presupuesto electoral original, la figura de Ricardo Monreal le aportaría, ni más ni menos, la nada despreciable cantidad de un millón de votos.
Así como lo lee.
El número resulta de sumar el arrastre que podría tener como aspirante a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, sumado a lo que le queda de influencia, estructura y capacidad de operación electoral en su natal Zacatecas, el que por cierto ya gobernó.
Sin ese millón de votos en la bolsa, se debilita de manera importante la candidatura de AMLO, por lo que sus estrategas y operadores de campaña buscan desesperadamente la manera de compensarlos.
Puebla ocupa un lugar importante en la estrategia.
De acuerdo con el histórico de votos que el partido ha obtenido en el estado, no sería difícil que, ganando aquí, se obtenga una buena parte de ese millón que se busca afanosamente.
Ellos toman como base los más de 860 mil votos que Andrés Manuel López Obrador logró en Puebla en la elección presidencial del 2012, ganándole inclusive a quien a la postre resultaría el triunfador de los comicios, el priista Enrique Peña Nieto.
Consideran también que, con un pésimo candidato, en la elección a gobernador del 2016 lograron a convencer a 170 mil poblanos de que votaran por Morena.
Según la lógica de su aritmética, si “el Peje” mantiene la misma votación que hace seis años, sumando a un candidato a la gubernatura que a través de una campaña frontal de ataques al morenovallismo aporte un poco más de lo obtenido el año pasado, el número de votos que tienen estimado que Monreal les quitaría en la elección presidencial estaría compensado.
Para lograr lo anterior, necesitan garantizar presencia y estructura en buena parte del territorio poblano y darle forma a un perfil de candidatos a los diferentes cargos de elección popular que resulte congruente con la oferta política de Morena.
¿Es Barbosa, en este contexto, el indicado para lograr los objetivos?
¿A quién podrían sumar –que cumpla con lo anterior- en el caso de la alcaldía de Puebla, principal fuente de votos a nivel estatal?
¿Será por esto que seguimos esperando un pronunciamiento público de López Obrador para el caso Puebla?
Hasta antes de la disputa con Monreal, Andrés Manuel daba por perdido Puebla.
Lo consideraba un bastión de la mafia del poder (PRIAN) en donde el control absoluto del morenovallismo volvería casi imposible una victoria.
Además, sabedor del proceso de eterno canibalismo en el que vive la izquierda poblana cuando vienen las definiciones en las distintas coyunturas electorales, lidiar con tribus que se atacan sin piedad para lograr una imposible unidad, era trabajo perdido.
Ahora, el escenario cambió y tendrá que lidiar con todo esto si quiere que Puebla aporte su potencial electoral para buscar aprovechar la última oportunidad que tiene de gobernar este país.
A ver cómo le va.