Por Guillermo Alberto Hidalgo Vigueras
Cuantos especialistas y grandes policías y militares tenemos en nuestro país, Doctores con estudios en cualquier madre que usted le pida, maromeros de circo incluso y otros que habiendo sido corridos o desertores de las diferentes policías o cuerpos castrenses ahora se venden como “especialistas” engañando a alumnos y autoridades universitarias o de administración de juesticia, pero de realidad y de conocimientos…Nada
Y los encuentra usted en todos lados, en la Antigua Procuraduría, enquistados en empresas de seguridad, dando clases y vendiendo espejitos a los estudiantes universitarios y viviendo de ellos, ¡bueno! hasta en nuestra casa Magna de estudios donde han salidos de los mejores profesionistas del estado y de nuestra nación, también los hay, que les gusta jugar al payasito de la tele, al maromero, vestirse de superhéroe, engañar a sus alumnos, a esos a los que se debe, e incluso otros que sin tener los grados que se dicen tener y que de ello se ostentan o dan clases, o se encuentran incrustados en alguna facultad, e incluso lo que es peor como asesores jurídicos de algún cuerpo policial después de tener antecedentes de órden penal según algunos díceres.
Qué pena, que coraje, que desgracia que cuando tenemos una juventud como la mexicana ávida de conocimientos y de saber, se presente esta calaña de gente y se sirva e invente tarugada y media y que con eso se coloque en alguna chamba, claro denostando a los demás, porque creen que esa es la única forma de dejarse ver, tratando de apagar el brillo natural de otros piensan que se van a ver mejor, o pisando a los que se dejen, piensan que se ven mas altos.
La situación es que por una cosa u otra, cada vez tenemos mayor contacto con entidades universitarias, y lo que es mejor, con los seres que las integran y las hacen grandes sus catedráticos y sobre todos sus estudiantes y es triste ver como aún hay personajes que dicen enseñar, pero lo hacen con aquella premisa de que “hay que guardarse un As bajo la manga para que no los superen”.
Que tristeza, que pena y que ridículo el estar haciendo eso, cuando el compromiso de un verdadero mentor es entregar lo mejor de sí mismo y que con aquello de que “El alumno siempre supera al Maestro” entonces nuestra comunidad pueda cada vez ser mejor, mejor preparada, más humanizada, mejor en sus trabajos y más entregada a sus obligaciones, pero, sobre todo, mejor en la recuperación de valores que estos especímenes hace mucho que perdieron.
Claro, se esconden detrás de los logros de sus alumnos, porque ellos no han por si mismos logrado nada, se inventan historias que de tanto repetirlas se las creen y se crean situaciones y comprometen a sus alumnos a que les sirvan de patiños para poder engañar y engatusar a otros.
Sin embargo, en el devenir del trabajo diario, uno se encuentra con jóvenes que cada vez despiertan más a la realidad y tienen más clara su misión en ésta vida, pero sobre todo, su misión con su comunidad y con ellos mismos, jóvenes que exigen, críticos pero aportantes, que empujan a los que estorban, pero que a la vez jalan a sus compañeros que van detrás y por alguna manera perdieron el paso.
La situación, es que en las escuelas, en los institutos en las pequeñas y grandes universidades de verdad se debe implementar un control que haga que el alumno y el maestro, cumplan con su razón de ser, que unos enseñen todo y los otros lo aprendan creando a la vez entre los dos, nuevos conocimientos.
Que no se dejen engañar, que nadie los pare, que nadie los time y sobre todo, que nadie los desanime en su meta de crear una mejor expectativa de vida para él, su familia, y su comunidad y por qué no decirlo para crear una patria más sabia, más grande y más comprometida con todos…
¿O no?
Juzgue Usted