Por Shanik David
Contrario a lo que ha presumido el alcalde Luis Banck Serrato, la incidencia delictiva no ha disminuido en la ciudad de Puebla, sino que cada vez se han vuelto más recurrentes los asaltos violentos en los que pierden la vida los ciudadanos, acusó el presidente del Consejo de Organismos Empresariales (COE), Francisco Romero Serrano.
Esta situación ha generado inconformidad generalizada entre la población, lo que se ve reflejado con linchamientos en la capital y en algunas zonas del interior del estado, y si bien consideró que esta no es la mejor manera de hacerle frente a la delincuencia, sí se mostró a favor de las defensas vecinales.
“La conformación de grupos vecinales que protejan la integridad y seguridad de los poblanos, organizaciones que se conocen como autodefensas, serían una estrategia que se podría aplicar en la entidad”, indicó el empresario, aunque éstas deberían tener límites.
En primer lugar, señaló que estos grupos comunitarios tendrían que ser capacitados y controlados por las autoridades estatales y municipales, de manera que haya una labor coordinada entre ciudadanos y gobierno para la atención de la delincuencia.
Además, la existencia de estos grupos no debería implicar darle armas de fuego a sus integrantes, sino que se tendrían que emplear herramientas no letales como gas pimienta o inmovilizadores eléctricos, de manera que se pueda intervenir cuando se dé un delito y se canalice al delincuente con las autoridades sin riesgo a que el asunto se salga de control.
Dichas agrupaciones llegarían a “ser un apoyo para la prevención del delito, porque estarían conformadas por familiares y amigos de diferentes zonas de la entidad, además que se tendrían que hacer los cambios necesarios a la ley a fin de poder legitimarlas y que no operen en la clandestinidad”, refirió.
Enfatizó que por “autodefensas” no se refiere a esquemas como los que se dieron en Michoacán, donde los ciudadanos tomaron las armas y llegaron a tomar acciones violentas, sino más bien es la integración de las personas en las redes de vigilancia y autoprotección, y con esto evitar que la molestia social se traduzca en linchamientos.