Por Jesús Manuel Hernández
La diferencia de puntos entre las tres principales fuerzas políticas del Estado de Puebla, son similares, unos ocho puntos se separan los unos de los otros en los últimos sondeos, los privados, los de quienes toman decisiones, y eso hace pensar en que MORENA hoy tiene más posibilidades que antes de levantarse con el triunfo en un estado que ha sido gobernado exclusivamente bajo el estilo de la oligarquía donde coinciden la corrupción y la complicidad.
El fenómeno observado en el Estado de México podría repetirse, el problema es con quién. Y ese es el dilema que ronda en la cabeza de López Obrador.
Las presiones internas rechazan a José Juan Espinosa, las externas no quieren se repita una candidatura como la de Abraham Quiroz de quienes muchos suponen fue cooptado; adentro no se acaba de ver bien el asomo de Miguel Barbosa, y desde lo alto se observa a quienes han dado el paso y se han manifestado abiertamente en favor de MORENA.
Hubo una oportunidad única hace unas semanas cuando se firmó el Acuerdo Político de Unidad en la Plaza de la Democracia. Nombres nuevos se pintaron de MORENA, otros eludieron dar la cara y prometieron hacerlo en la siguiente firma en la Ciudad de México donde van a confluir los firmantes de todo el país.
De esos nombres es que parten los especuladores sobre quién puede encabezar la candidatura en Puebla.
Algunos voltean a Rodrigo Abdala, sin duda cercano al centro de poder, otros ven a José Juan, unos más advierten que la llegada de Fernando Manzanilla es un aviso de lo que se viene cocinando en las alturas. Otros destacan la aparición de Francisco Vélez Pliego con un largo camino de experiencia.
Lo cierto es que la observación sobre quienes suenan, tiene marcaje personal de López Obrador y la decisión no se ha tomado, pero tendrá que tomarse antes de que termine el tercer trimestre del año.
En las últimas giras de Andrés Manuel se ha visto muy activo y cercano al expresidente del PRI, Ignacio Mier; sacar la cara le ha merecido algunos ataques de sus no seguidores. Hay quien asegura que no es Nacho el interesado, sino más bien actúa de promotor de otro personaje que se ha resistido a dar el paso definitivo, y todo apunta a Alejandro Armenta Mier, de quien se vienen siguiendo los pasos.
Un común denominador se observa en los nombres que van apareciendo, la estrecha relación con Manuel Bartlett, de quien algunos consideran tiene la fuerza suficiente para armar las estructuras, pero otros, la mayoría, no le da credibilidad.
En el Estado de México, Andrés Manuel optó por una figura poco conocida, líder de su comunidad y con probada fama de honradez y cercanía a la gente, no representante de intereses, sino interesada en el pueblo, y los resultados le están dando la razón, Delfina Gómez, sin tanto dinero, sin tanta propaganda, con todos en contra, arranca empatada con Del Mazo y Josefina, o sea, el modelo funciona.
La pregunta que debe estar en la cabeza de Andrés Manuel, es quién puede ser la Delfina o el Delfino de Puebla.
Mientras tanto RMV y sus seguidores intentarán mantener el establishment, aunque sea en Puebla porque el país se les está yendo de las manos.
O por lo menos, así me lo parece.
