A prácticamente un año en que se conozca la terna definitiva para la candidatura del PRI a la gubernatura hay dos listas de aspirantes.
La del gobernador Mario Marín que la integran: Javier López Zavala, Enrique Doger Guerrero, Jorge Estefan Chidiac, Jesús Morales Flores, Alberto Amador Leal y Víctor Hugo Islas Hernández.,
La segunda pertenece a los medios de comunicación, donde a la del gobernador han sumado tres nombres: Enrique Agüera Ibáñez, Blanca Alcalá Ruiz y Mario Montero Serrano.
Para efectos políticos decidió asumir el papel de vocero de la sucesión: Alberto Amador Leal, cuya presencia en los medios con sus filtraciones y conferencia de prensa posterior mostró que será quien informe del papel de los precandidatos.
También está claro que hoy el gobernador Mario Marín tiene el papel relevante de “El Gran Elector”, aunque si los resultados de los comicios federales en Puebla no se le dan podría quedar sólo como “El Gran Vetador” y negociar la candidatura.
En ambas listas hoy, hoy, hoy, figura como puntero Javier López Zavala, no obstante los medios ubican como una opción “B” a Enrique Agüera y Blanca Alcalá. En un consolidado tercer lugar a Mario Montero Serrano.
El punto ahora es localizar al palero de la sucesión. Sí, quien empezó a dar señales de disputar en serio no la candidatura, sino la coordinación de la campaña zavalista.
Y ese personaje tiene nombre y apellido: Enrique Doger Guerrero.
El ex alcalde de Puebla apenas concluyó el desayuno de Casa Puebla y presumió su regreso a la contienda, “ya me volvieron a publicar los medios, no estoy vetado”.
Sin embargo, lejos de aprovechar esa coyuntura lo primero que hizo fue tratar de crear su propia agenda a través de una presunta alianza política con López Zavala contra el rector Enrique Agüera.
La publicación de su acuerdo en su propio medio la desacreditó y fue objeto de una contracampaña de otros aspirantes y del propio López Zavala para demostrar que no se trata ya de una elección de dos (Javier y Doger), sino que todavía no se ha definido nada.
Zavala, entonces, se reunió además de Doger con Agüera, Chucho Morales y Enrique Agüera.
De ahí que Doger que pretendió controlar los ritmos de la sucesión redujo su papel en los medios al personaje que validará el proceso, quien con su presencia está de acuerdo con las reglas y que si no resulta favorecido deberá asumir las consecuencias.
Será pues el palero.
O como Manuel Bartlett decía: El payaso de las cachetadas.
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