Analista del Departamento de Educación en Población
En México, de acuerdo al Conteo 2005 (1), la población de 15 a 24 años de edad es de 19,607,341, y para el estado de Puebla ésta es de 1,045,625. Si pensamos un momento sobre las posibilidades que existen de crear alternativas para el desarrollo en este grupo de edad, debemos remitirnos a los principales factores de riesgo que enfrentan las y los jóvenes.
En el ámbito de la sexualidad nos seguimos enfrentando a: los embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual, el VIH- SIDA y el derecho al placer. Por lo anterior, es necesario construir nuevas pedagogías para la educación sexual, ya que no se puede seguir educando con miedo y mitos “en el nombre de los valores para una vida digna”.
La Encuesta Nacional de la Juventud 2005 (2) señala que la edad en la que las y los jóvenes inician su vida sexual activa oscila entre los 15 y 19 años. Si bien es cierto que la gran mayoría de ellos están informados sobre metodología anticonceptiva, siendo el condón el más conocido, la edad que tenían cuando comenzaron a usar alguno, fue entre los 17 y 20 años. Negociar el condón para las relaciones sexuales coitales todavía implica una relación de poder, pues si las mujeres lo solicitan, algunos hombres cuestionan la fidelidad de la pareja. La encuesta señala que el 57.6% de los jóvenes negocian qué método usar; sin embargo, hay que reflexionar cuántos de estos métodos son para evitar un embarazo y/o para evitar infecciones de transmisión sexual o el VIH- SIDA.
Por otro lado, gran parte de la población joven tiende a rechazar los modelos rígidos sobre la sexualidad y la ejercen cada vez más; no obstante, sigue siendo clandestino y más si su orientación es diferente a la heterosexual.
Educar con valores implica replantear el derecho a respetar la diversidad sexual, el derecho al placer, y el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Cabe mencionar que es necesario retomar temas importantes para la población joven, como lo son el noviazgo y relaciones ocasionales. El noviazgo, se ha considerado como la oportunidad que tienen dos personas para compartir afecto, respeto, apoyarse, etc.; algunas mujeres jóvenes consideran que en el noviazgo se valen los besos, las caricias, el respeto y cariño. Y por el contrario, los hombres jóvenes consideran que los afectos y las relaciones sexuales son ingredientes que deben estar establecidas en el noviazgo (3).
Si relacionamos estas dos variables – noviazgo y sexualidad- podemos señalar, que mientras para las mujeres es importante el respeto y el amor, para los hombres lo importante es el amor y las relaciones sexuales. Por estas razones planteamos estas preguntas: ¿Bajo qué condiciones sociales las y los jóvenes construyen sus relaciones de noviazgo?, ¿Cuáles son las condiciones en las que las y los jóvenes tienen relaciones sexuales coitales sin usar el condón?
Educar a ellos y a ellas, requiere la estructuración de los planes académicos desde la perspectiva de género, a partir del reconocimiento de los derechos humanos y de sus derechos sexuales.
Es momento de abrir la educación sexual desde lo científico y no desde un propio sistema de creencias. La sexualidad, como experiencia fundamental de las personas, es un ámbito que se sigue debatiendo entre dos posturas: la humanista, que reivindica el placer y la experiencia sexual y corporal como ámbitos del crecimiento humano; y la de la moral conservadora, que reivindica el estoicismo y la abstinencia, cuando la actividad sexual no tiene fines reproductivos. Pareciera que ambas concepciones impregnan prácticas y orientan valores en relación a la sexualidad juvenil.
Si queremos jóvenes sanos y que se responsabilicen de sus relaciones de pareja y de sus sexualidades, iniciemos responsabilizándonos las y los adultos con educarnos desde otras perspectivas de científicas y no basados en actos de fe.
Referencias
(1) Perfil Sociodemográfico del Estado de Puebla 2006, COESPO.
(2) Encuesta Nacional de la Juventud 2005
(3) Resultado preliminares de los talleres “Prevención de la Violencia en el Noviazgo” realizados por el Departamento de Participación de la Mujer del COESPO.
