Por: Jesús Manuel Hernández
Afirma el periodista Álvaro Delgado en su último libro que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto hicieron un pacto para favorecerse mutuamente de los resultados electorales a fin de mantener en el poder a cualquiera de los dos grupos o partidos políticos.
Un enemigo común se les presentó a ambos: Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué papel jugó Puebla en este presunto “amasiato”?
A juzgar por los hechos de la sucesión presidencial de Vicente Fox, el grupo político de Elba Esther Gordillo fue clave en la asociación con Manuel Espino y Josefina Vázquez Mota para impulsar la candidatura de Felipe Calderón, quien a su vez había atraído a la militancia al ex priísta Javier Lozano Alarcón.
Ahí apareció de la mano de Migue Ángel Yunes, el mismísimo Rafael Moreno Valle, en ese entonces protegido de la maestra y todo el grupo que ella representaba en consecuencia de la filtración de grabaciones de Mario Marín y Kamel Nacif por el caso de Lydia Cacho.
Es comprensible que el presunto amasiato entre Calderón y Peña Nieto arrastró otros intereses, a otros actores que siguen activos hoy día.
Para nadie en Puebla resulta desconocido que el equipo de Josefina Vázquez Mota nunca acabó por recibir el apoyo de Moreno Valle en la campaña presidencial contra Peña Nieto.
Muchos saben, estuvieron presentes, fueron testigos del apoyo a la “manzanero”, decían, “por debajo de la mesa”, que desde Casa Puebla llegaba a los operadores estatales que alimentaban la campaña de Peña Nieto.
Para Vázquez Mota no hubo nada, para Peña sí, decían en aquellos días.
El “amasiato” a la poblana ha continuado sin menoscabo del control sobre las huestes panistas. El notorio apoyo económico de Peña Nieto a Moreno valle en estos años no deja duda, la relación con las empresas favorecidas por el gobierno federal, sólo confirma que Peña y Moreno Valle tienen un común denominador.
En la medida que se acerca el 5 de Junio muchos priistas especulan si realmente Peña quiere que el PRI gane; otros argumentan que Puebla significa un baluarte para la campaña de 2018 y que ni Osorio Chong ni Manlio Fabio Beltrones dejarán morir a Blanca Alcalá, pese a los “amasiatos” del pasado.
El escenario no es favorable para el Presidente, una imagen deteriorada y muchos compromisos con Rafael, pero tampoco es fácil para el gobernador de Puebla quien traicionó a algunos de los protagonistas del presunto amasiato del pasado, privilegiando su relación con Peña, y entonces es que le han dejado sólo con su alianza, algo así como “Con su pan se lo coma”.
Sólo una duda asalta el escenario actual, el de la lealtad. Y en ese terreno crecen las especulaciones. ¿Quién de los dirigentes estaría dispuesto a sacrificar a Blanca Alcalá para privilegiarse del 2018, con la presidencial o más bien, con la estatal?
Y es que como dicen por ahí, “todo quedará en familia”.
O por lo menos así me lo parece.