No, para miles de nosotros no es sorpresa, es más, se trata de una auténtica minucia.
El reconocimiento vaticano de la paternidad de Marcia Maciel debe de ser considerado como un “pecado” menor para quien en vida fue la personificación del engaño, el abuso, la desinformación y el más patético y absurdo culto a la personalidad.
Los pendientes todavía son mayúsculos.
La violación de Maciel al voto de castidad sacerdotal palidece si se compara con los grandes pendientes que el fundador de los Legionarios de Cristo dejó en los ámbitos religiosos, sociales y sobre todo legales.
Ahí siguen, en la auténtica congeladora, las denuncias por abuso sexual en su contra.
Sí, esas que las autoridades eclesiásticas en Roma, conocen a la perfección y las que llevan ya más de 30 años en espera de una resolución.
Sin embargo, habrá que reconocer que el mea culpa es un avance, si se toma en cuenta la influencia y el poder del que goza todavía la famosa Legión.
Y es que, Los legionarios de Cristo, esta congregación ultraconservadora, con importantes vínculos con el poder político y el mundo de las finanzas, y con el apoyo de su brazo secular, el Regnum Christi, ha sido en los últimos años uno de los movimientos con mayor ascenso y poder dentro de la Iglesia católica.
En las últimas tres décadas, pero sobre todo en el pontificado de Juan Pablo II, los Legionarios de Cristo han visto duplicado su número de sacerdotes, seminaristas, laicos comprometidos y “evangelizadores de tiempo completo”, convirtiéndose en una de las órdenes religiosas más exitosas y eficaces del catolicismo mundial, con un lugar ‘”preponderante” e “influyente” en el gobierno de la curia vaticana.
Tan contundente fue el crecimiento de la organización fundada por Marcial Maciel, que en esferas eclesiales y políticas mexicanas se afirmaba, hasta hace muy poco, que “el acceso al Papa es más rápido y seguro a través de los legionarios”.
Prueba de ello es lo que en algún momento llegó a confesar en privado el ex nuncio apostólico Justo Mullor, en el sentido de que durante su gestión fungían de hecho, junto con él, tres nuncios más: Maciel, el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, y el nuncio emérito, Girolamo Prigione.
Estos personajes de la Iglesia mexicana eran el filtro por medio del cual en El Vaticano se analizaba la realidad mexicana. Así se explica la propia salida de Maciel de México, cuando el Papa lo envió, en una “promoción”, a hacerse cargo de la Academia Pontificia, institución donde se forman los cuadros de la diplomacia vaticana, pero también el traslado repentino de Raúl Vera, de San Cristóbal de las Casas a la diócesis de Saltillo.
Precisamente, esta cercanía de Maciel y los Legionarios de Cristo al cardenal Rivera ha permitido que los primeros se hayan convertido en la institución que maneja al arzobispo primado de México su imagen y todo lo relacionado con los medios de comunicación, donde la congregación ha tenido una fuerte injerencia, impulsando una “agresiva política” de penetración en los medios recurriendo a costosos encartes en la prensa nacional.
De hecho, el cardenal Rivera recibió el apoyo de los legionarios desde que era obispo de Tehuacán y responsable de Pastoral Familiar del Episcopado Mexicano, situación que se acrecentó a su llegada a la Arquidiócesis Primada de México.
Incluso, Rivera Carrera es uno de los más “aguerridos y connotados” defensores del padre Maciel cuando recién se ventilaron públicamente los casos de abuso sexual cometidos por el propio Maciel y por otros miembros de esta congregación católica.
¿Qué dirá ahora?
¿Seguirá sosteniendo que las acusaciones contra Maciel son producto de una “conspiración mundial contra la Iglesia católica”?
¿Pensará que el Papa es el gran conspirador?
¿Reconocerá por fin lo que antes negaba?
Por cierto ¿cómo responderá la sociedad?
¿Qué dirán ahora las “buenas conciencias”?
¿Todavía lo querrán canonizar?
Que le pregunten a su hija.
Y lo que falta…
CRÓNICAS DEL FUEGO AMIGO
La sucesión adelantada que se vive en Puebla sigue siendo el pretexto perfecto para que, quienes se sienten con los tamaños de suceder a Mario Marín, ventilen sus filias y sus fobias a través de provocar eventos mediáticos que afecten a sus potenciales adversarios.
Después de la información que se ventiló, con precisión de cirujano, en contra de López Zavala, una encuesta que coloca a Blanca Alcalá en el primer lugar de aprobación entre niveles de gobierno se convirtió en el pretexto perfecto para que la presidenta municipal recibiera ahora las siempre dolorosas caricias del fuego amigo.
Sí, se pusieron a mano.
Los propios priistas a través del presidente de Democracia 2000, el patético y zavalista Víctor Manuel Sánchez Vargas se encargarán a partir de ahora de complicarle a Blanca el escenario, previo a su primer informe de gobierno.
Y es que algunos de plano no pueden tolerar que, más allá de los graves pendientes que existen en la ciudad, la presidenta municipal goce ahora de un contundente blindaje de opinión pública que la coloca en un lugar envidiable en términos de popularidad y confianza.
De plano está vacunada.
Si ya de por sí los celos y las envidias la habían convertido en blanco de ataques al interior, todo parece indicar que el marcaje contra Alcalá ahora sí de verdad será personal, con las consecuencias terribles que esto podría traer para su propio partido.
Ni hablar, canibalismo político que es igual a naturaleza priista, dirían los que saben.
latempestad@statuspuebla.com.mx