Por: Socorro López Espinosa
Todo está dispuesto para que inicien las campañas políticas en Puebla, una vez que en los últimos meses se ha registrado una avalancha de medidas populistas y electorales, medidas que demuestran la existencia de una administración pública caprichosa.
No es la primera vez en que solo unos cuantos tienen el poder de dictar las reglas de un juego en el que los poblanos son tomados como unas simples fichas; sin embargo, esta es la ocasión en que el juego populista es de lo más burdo.
Hace cinco años se presentó un gobierno de “nueva generación”, se invirtieron millones de pesos en una “reingeniería” de la administración pública, se dividieron secretarías, otras desaparecieron, unas más fueron fusionadas; programas sociales o populistas fueron eliminados, ajustados o surgieron otros. Se reformaron leyes, se derogaron otras y se promulgaron varias más.
Y ahora, cinco años después, nuevamente se destinan millones de pesos en revertir o ajustar las políticas que en un principio se presentaron como novedosas.
A los poblanos todo se les regala paquetes para bebé, paquetes escolares, tanques de agua, espectáculos, escrituras de propiedades; se les perdonan deudas, como el agua; se les “devuelve” dinero, caso de las fotomultas, y hasta se les regresan servicios administrativos a las comunidades, como el Registro Civil.
En suma, políticas populistas que en su momento fueron denostadas, hoy inexplicablemente son la mejor estrategia del juego gubernamental.
Las disposiciones de ahora serán –probablemente- revertidas por la siguiente administración, sin importar si es del mismo color o diferente al del actual líder del juego. Al final se invertirán, otra vez, millones de pesos en la administración pública.
El mejor ejemplo del gatopardismo: Cambiar todo para que todo siga igual.
Puebla es un estado que lamentablemente se caracteriza por su pobreza; un estado donde conviven la riqueza y la pobreza extremas; su generación económica no corresponde con el bajo nivel de vida que tiene la mayoría de los habitantes.
En este espacio se ha señalado en varias ocasiones que el rezago socieconómico de la entidad no se resolverá en solo unos cuantos años; pero, mucho menos se logrará si cada seis años se reinventa la forma de gobernar, si cada seis años los poblanos están sujetos a los caprichos del líder del juego.
Es poco notorio el cambio del estado de Puebla en lo socieconómico; las grandes obras realizadas en una ciudad poco o nada han beneficiado al resto del territorio poblano.
Este año la disputa por ocupar Casa Puebla será la más cara de la historia del estado, si se toma en cuenta la relación entre el gasto millonario del proceso electoral y el presupuesto a manejar por la siguiente administración en un gobierno que sólo durará 18 meses.
Durante los últimos años el juego político ha resultado caro para los poblanos, y ese costo lo seguirán pagando durante los siguientes años, con la existencia de administraciones públicas caprichosas.