Por Alejandro Mondragón
Lo grave para Rafael Moreno Valle no es que perdió a su gran aliado el PRD para su alianza con el PAN, sino que se quedó sin secretario General de Gobierno capaz de fungir como interlocutor creíble ante la izquierda que se aglutina contra su gobierno.
Sí, Diódoro Carrasco fue señalado por el CEN del PRD como el autor material de la emboscada contra las fuerzas perredistas, ajenas al morenovallismo.
Impuso barricadas, detuvo transporte, amenazó alcaldes y, a nombre del gobernador, prometió partírsela al senador Luis Miguel Barbosa, se quejaron ayer los perredistas en el CEN, encabezado por Agustín Basave.
Ni Moreno Valle ni Diódoro Carrasco son militantes del partido. También se planteó la posibilidad de retirarle a Luis Maldonado la presidencia legislativa de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación.
El gobernador de Puebla ya lo exilió prácticamente. Lo manda a Tlaxcala a coordinar la campaña de la perredista Lorena Cuéllar para descarrilar el proyecto de Margarita Zavala, a través de la anayista Adriana Dávila.
Si en la izquierda Diódoro es impresentable, ¿de qué manera velará por la gobernabilidad de Puebla cuando se mostró como un pandillero con poder?
¿Sería capaz detener embates de una Roxana Luna Porquillo, quien podría aparecer como candidata del PRD a la gubernatura?
El gobernador entre los fuegos cruzados de Ana Tere Aranda y Roxana Luna, con un exsecretario de Gobierno en la picota y un titular del ramo sin interlocución.
Apenas ocupó la oficina principal en Casa Aguayo y los medios del Tripack vendieron a Diódoro como el gran negociador, capaz de meter cintura a todos. Era el Zidane del morenovallismo, quien como Zinedine en su primera salida mostró su peor rostro.
No extraña que un personaje como Diódoro haya cometido tantos errores de cálculo político en un tiempo relativamente corto.
Y es que como la mayoría de los personajes foráneos que llegan a conquistar Puebla desde el gabinete, en realidad viene por el negocio.
En la mente está hacer dinero, en un estado donde se permiten las jugosas comisiones para todo.
Carrasco fue gobernador en Oaxaca de mano dura, precisamente con él inició el desplome del PRI. Ya como panista se volvió en un personaje muy cercano al finado Juan Camilo Mouriño, quien lo metió al negocio español de la industria limpia (eólica).
Diódoro -desde la sombra del poder- se dedicó a lo suyo, a lo que viene a hacer en Puebla: negocios.
Fundó y operó la empresa AGP Consultoría. En Oaxaca, asesoró el parque eólico en San Dionisio, cuyo monto de inversión ascendería a mil 200 millones de dólares.
Diódoro, nada más, cobró el 10 por ciento, a través de su empresa que dejó en manos de su hijo Santiago Carrasco Scherer, un profesionista que se siente reflejado en su comportamiento en la película American Psycho.
El junior se encargó de gestionar la aceptación del proyecto con los ikojts, mediante engaños, amenazas de muerte y presiones de todo tipo.
La Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec mantuvo su rechazo, en medio de violaciones sistemáticas a sus derechos humanos, cometidas por el gobierno de Gabino Cué, principal aliado de Diódoro.
Querían entregar mil 643 hectáreas por 30 años para su parque eólico en la Barra Santa Teresa y la isla Tileme, lugar sagrado de los huaves.
Cuando el dueño de la empresa eólica Preneal se percató que con los huaves había topado con pared, decidió que era el momento de la graciosa huida y encontró a sus propios inocentes.
Un buen día contactó con la empresa McQuaire, con capital australiano, y asociado con financieros japoneses y holandeses, a quienes les sobraban recursos de los fondos de ahorros de los pensionados y necesitaban invertirlos en zonas rentables y seguras, al amparo del gobierno.
En mayo del 2013 se canceló el proyecto eólico en Oaxaca con millonarias pérdidas para todos los involucrados, incluyendo Diódoro y Santiago Carrasco.
Ahora, llegan a Puebla para garantizar la gobernabilidad de los negocios eólicos y ambientales del otro.
Todo, claro, queda en familia.
Como la representación del gobierno de Puebla.
Desde que Diódoro fue nombrado titular mandó a traer a su operadora Paulina de Samaniego para encargarse del tedio burocrático, mientras él en cafés, desayunos, comidas y cenas construía el proyecto del centro pacífico del morenovallismo para el 2018.
Mientras le mantenga viva la expectativa a Moreno Valle de que puede ser presidente, Diódoro Carrasco aprovechará este 2016 para lo suyo: los negocios.
Nada sobrenatural ni superpoderoso, Carrasco es sólo un político con poder que gusta del dinero para vivir bien, sobre todo después de haber sido diputado, senador, gobernador y secretario de Gobernación.
Puebla es hoy un gran estado para hacer dinero con poder político.
Los problemas con la izquierda terminan en junio del 2016, sí, con la elección.
NOTA BENE
Los medios ya empiezan con sus marceladas ante el fracaso de la alianza PAN y PRD.
Ahora dicen que en realidad no le servía de nada al góber y mucho menos a Gali ir con el PRD.
Y la peor: todo estaba planeado así, realmente fue una finta del 01 para esconder la verdadera estrategia. Claro ni dicen cuál es ésta.
Lo cierto es que siempre queda el PSI y Zavala.
Eso pasa cuando lo trágico se vuelve cómico.