23-04-2024 01:04:35 PM

Fractura del PRD genera dos políticas de alianzas

Por Shanik David

Lo que empezó como una mera fractura hoy es una cañón que divide a la mitad al Partido de la Revolución Democrática en el estado de Puebla. Atrás quedó la pasividad, la homogenidad de opiniones, el alineamiento para defender la administración estatal. En la sesión del consejo estatal del partido si algo quedó claro, es que hoy Puebla tiene dos soles aztecas.

Cada quien sacó parte de su naturaleza. Por un lado se dieron los empujones, los gritos, los reclamos, las exclamaciones de enojo y un intento desesperado por intentar salvar al partido de la debacle en la que ha caído. Por el otro, la primera expresión con voz alzada fue tomada como un acto violento y, con una actitud intolerante, se ordenó un receso y se dejó el lugar.

La tensión fue palpable desde la mañana. Los primeros consejeros llegaron a la Ex Hacienda de Chautla pasadas las 8 de la mañana, listos para integrarse a la sesión en la cual se tocarían temas como la política de alianzas, la plataforma política y el método de selección de candidatos. Sin embargo, los primeros en llegar se toparon con la sorpresa de que el registro ya estaba casi lleno con nombres de integrantes que habían firmado su llegada desde un día antes, pues los representantes de Nueva Izquierda fueron invitados para hospedarse en el hotel ubicado en este recinto histórico.

Para las 8:30 el registro ya estaba lleno de nombres como Luis Maldonado Venegas, Jorge Benito Cruz Bermudez, Julián Rendón Tapia, Carlos Martínez Amador, y otros tantos representantes de la corriente cercana al morenovallismo, mientras que los consejeros de otras corrientes llegaban a cuenta gotas, la razón: a lo largo de la carretera se desplegó un fuerte operativo policíaco, en el cual se registraban nombres, placas de vehículos, procedencia e incluso hasta las mismas unidades.

Sin embargo la vigilancia no fue exclusiva al exterior del recinto, pues para poder acceder al salón donde sería la sesión se pusieron dos filtros, donde los consejeros eran obligados a presentar una pulsera -que les fue dada a quienes se hospedaron la noche antes- o su gafete que los acreditaba como miembros del órgano político; quien no tuviera alguna de estos identificativos era bloqueado sin miramientos e incluso con exceso de violencia.

Esta falta de apertura llevó a que se le negara el acceso a un grupo de seis personas que no formaban parte del consejo, pero cuyas credenciales debieron haber sido suficientes para que se les abrieran la puerta de par en par, pues conformaban una comitiva designada por el Comité Ejecutivo Nacional para presenciar la sesión del consejo y dar validez a los acuerdos que se tomarán.

Mara Cruz, secretaria de Formación Política, fue la primera de los miembros del CEN en acercarse a la puerta, pero pese a mostrar su identificación la custodia de la puerta, quien portaba un gafete improvisado que decía “Seguridad Privada” le negó el ingreso. Tanto ella como sus compañeros se molestaron, e intentaron acceder. Fue hasta que salió Eric Cotoñeto Carmona, presidente de la mesa directiva del consejo que se logró el ingreso de los representantes de la dirigencia nacional y otras personas que se encontraban aisladas.

Sin embargo, este ingreso se dio por la fuerza, pues elementos de seguridad e incluso los propios consejeros bloquearon la entrada, lo que ocasionó empujones y jaloneos, en los cuales el mismo Cotoñeto Carmona fue golpeado; mientras el bloque de personas entraban de manera apresurada, un joven, quien después se identificó era cercano a Jorge Benito Cruz Bermudez, se acercó a la mesa de registro, arrebató las hojas donde se anotaban los asistentes y la guardó de manera apresurada y violenta en sus pantalones, para después fingir que no había pasado nada.

A la par, Mara Cruz, Margarita Guillaumin y Camerino Márquez habían aprovechado para encarar a Luis Maldonado Venegas, quien se había acercado al lugar, para reclamarle el cerco policíaco, implementado por la Secretaría de Seguridad Pública estatal, así como la detención de un camión donde viajaban alrededor de 30 consejeros del Frente de Izquierda Progresista, quienes fueron retenidos en el arco de seguridad ubicado sobre la autopista, acción que fue justificada bajo el argumento de que se habían detectado armas de fuego en la unidad -cuestión que fue negada categóricamente por los perredistas-.

Ante los gritos de “represor”, las imagenes del operativo y los reclamos de los consejeros, el exsecretario General de Gobierno refirió que esperaría a los líderes de corrientes en el restaurante del hotel para tener una reunión previa y se retiró del lugar. No se le volvió a ver en el lugar.

Al interior del salón el ambiente era similar. Los miembros de Nueva Izquierda esperaban sentados a que iniciara la sesión, mientras que los demás consejeros reclamaban a Carlos Martínez Amador y Cruz Bermúdez el cerco policíaco e incluso la detención del camión en el que iban los demás militantes. Ambos se mostraron exasperados por la situación e incluso intentaron bajar a quienes habían subido a la tribuna, pero fueron vencidos por la mayoría.

Tuvo que pasar media hora para que pudieran llegar los consejeros detenidos en el arco de seguridad, quienes habían emprendido el camino a pie, y al momento de ingresar al recinto gritaron “no a la alianza”, “fuera Moreno Valle” y “vendidos”, a sus compañeros, lo cual fue tomado como un acto de violencia por parte de los representantes de la corriente, quienes de manera unilateral decretaron la instalación del consejo, al tenerse un quorum suficiente, para luego llamar a receso y abandonar el lugar.

Esta fue la ruptura definitiva de la sesión y la bifucación del órgano político del PRD, el cual aparentemente tiene dos cabezas. Por un lado Eric Cotoñeto Carmona, respaldado por las corrientes Frente de Izquierda Progresista, Alternativa Democrática Nacional e Izquierda Democrática Nacional, por mencionar algunas; por el otro Nueva Izquierda quienes fueron instigados por Jorge Benito Cruz Bermúdez.

El director del Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos (Capcee) incluso se autonombró presidente de la mesa directiva del consejo, del cual sólo es vicepresidente, argumentando que Cotoñeto Carmona incurrió en una serie de omisiones al no acudir a las reuniones que se llevaron a cabo la semana previa a la reunión de este lunes, por lo que en su caracter de líder autoproclamado tomó la decisión del receso.

No sólo eso, el funcionario morenovallista convocó a los consejeros -solo a los de NI- para sesionar en otro salón del hotel, el cual fue nombrada como sede alterna, pues, dijo, en el lugar original no había las condiciones necesarias para llevar a cabo la reunión.

En este encuentro, Nueva Izquierda aprobó dos puntos importantes: la política de alianzas apegada a lo acordado a nivel nacional, es decir que se prioricen las coaliciones con las izquierdas y en un segundo término con Acción Nacional, y que la elección de candidatos se haga por medio del consejo estatal; ambos resolutivos fueron aprobados por 98 de los consejeros.

Sin embargo, de manera simultánea, el resto de consejo continuó la sesión que ya se había iniciado en el recinto original, con la presencia de 121 miembros, según el registro de la mesa de registro.

Esta fracción perredista, la cual se ha manifestado de manera abierta y puntual en contra de la alianza con el albiazul, acordó que el partido vaya en coalición o candidatura común únicamente con partidos de la izquierda, cerrando así la posibilidad de una alianza con Acción Nacional.

Si bien Benito Cruz rechazó la legalidad de esta asamblea, al decir que ni siquiera se tenía a la mayoría de la mesa directiva, Cotoñeto Carmona reviró que, de acuerdo con el artículo 49 del Reglamento de Consejos, en su fracción tercera se establece que “el retiro unilateral de una parte de los Consejeros, una vez establecido el quórum, no afectará la validez de la sesión ni de los acuerdos tomados por la misma, siempre que permanezca en la sesión una cuarta parte de los mismos”.

Esto implicaría que la acción que buscó reventar el consejo, y que replicó la poca tolerancia que se vive en la administración estatal en contra de las críticas, sirvió, de acuerdo a los estatutos, para validar el acuerdo de la no alianza.

Ambos resolutivos serán presentados directamente al Comité Ejecutivo Nacional, el cual tendrá la última palabra en este debate, pues la política de alianzas se analiza desde dicha instancia, siendo el caso de Puebla uno de los más conflictivos.

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