Por: Valentín Varillas
El jueves pasado por la mañana, menos de 24 horas después de su encuentro con Manlio Fabio Beltrones, del teléfono celular de Mario Marín Torres salieron sendos mensajes que tenían como destinatarios a quienes han sido etiquetados como aspirantes a la candidatura del PRI al gobierno de Puebla en el 2016.
Los recibieron Blanca Alcalá, Alberto Jiménez Merino, Javier López Zavala y Enrique Doger.
Con pequeñas variaciones, la columna vertebral de los textos enviados por el exgobernador poblano a sus compañeros de partido estaba formada por las siguientes líneas:
“Hola, ¿cómo estás? –me da gusto saludarte.
Te tengo un mensaje importante de Manlio Fabio que me gustaría darte en persona.
Hablamos de ti.
Márcame para ponernos de acuerdo”.
De esta manera, Marín suma una acción más en su táctica de venderse como el verdadero estratega de la campaña priista del próximo año.
Intenta ponerse el traje de “padrino”, de único interlocutor válido con la dirigencia nacional del tricolor en el proceso interno para elegir al candidato a la ahora tan codiciada mini.
El mensaje pretende elevar su “status” a director de orquesta en las negociaciones entre precandidatos, operador máximo que cuenta con información privilegiada sobre las acciones que llevará a cabo el partido en aras de recuperar Casa Puebla.
¿Es realmente así?
¿La campaña del próximo año significa en los hechos el retorno del villano favorito de la política nacional?
¿Tiene Marín el control efectivo de la estructura priista; operadores, seccionales y demás?
Quien pretenda contender en el 2016, ¿de verdad lo necesita si quiere ser competitivo?
¿Suma o resta electoralmente la imagen del exmandatario?
¿O se trata únicamente de una reacción mediática del CEN del PRI que pretende enviar un mensaje al gobernador Moreno Valle y a su grupo político?
Y es que, llama la atención el hecho de que, apenas el domingo anterior a la reunión, en aquel festín de mole de caderas organizado por Marco Balseca en Tehuacán, Mario Marín se quejaba amargamente de que Manlio Fabio no se dignaba a recibirlo, a pesar de que había solicitado formalmente una reunión con él, prácticamente desde el día en el que tomó protesta como presidente nacional del tricolor.
¿Qué pasó?
¿Qué pudo haber cambiado?
¿Será que Beltrones tuvo una extraña epifanía y súbitamente se dio cuenta de la importancia política del famoso “góber precioso”?
No, la verdadera razón parece mucho más mundana.
Juran los enterados que en la oficina principal del expartidazo no cayó nada bien el que Fernando Morales haya llevado al virtual candidato del morenovallismo, Tony Gali, a una gira por Ciudad Serdán para sumar apoyos a su campaña.
El hoy subsecretario de gobierno de Rafael Moreno Valle fue considerado en alguna época como “priista de hueso colorado” y sobre todo, cercano a Manlio Fabio.
De esta manera, Beltrones ya enseñó también que, en la actual coyuntura poblana, está dispuesto a pactar con Dios y con el diablo si esto aumenta las probabilidades de tener un buen desempeño electoral.
Apostar a la amnesia colectiva no parece ser la mejor estrategia, pero tampoco hay tanta tela de donde cortar.