Mantener la operación maderista en el partido sería una simulación para el otro contendiente presidencial, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Por eso, a la promoción de la campaña de Ricardo Anaya para suceder a Madero, emergió en las últimas horas la figura de Guillermo Padrés, gobernador de Sonora, para la causa morenovallista.
El mensaje es claro: Anaya debe garantizar los equilibrios internos en el CEN, pero si no puede, ahí está Padrés, quien va a necesitar cobertura partidista ante la ausencia de fuero.
Romper la red de complicidades internas de Gustavo implicaría no sólo nivelar la cancha, sino garantizar que no habrá dados cargados en el 2018.
Los datos duros son apabullantes:
De las 30 secretarías del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, sólo una está en manos del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle: Comunicaciones con Marcelo García Almaguer.
En la Comisión Política, órgano de mayor influencia partidista y que cuenta con 40 integrantes, el morenovallismo dispone de dos lugares: Martha Érika Alonso y Eukid Castañón.
El Comité Ejecutivo Nacional del PAN tiene nueve posiciones. Una está en manos de la poblana Blanca Jiménez.
Y en el Consejo Nacional del blanquiazul que dispone de 380 lugares, el grupo del gobernador de Puebla se quedó con 30 puestos. Madero tiene 300, los demás pertenecen a otros pequeños feudos.
En cuanto a las afiliaciones, según el periodista Álvaro Delgado de la revista Proceso, Moreno Valle tiene 35 mil 800 militantes, pero Madero suma más de 400 mil panistas en el país.
El nuevo dirigente estará sentado en un barril de pólvora hasta que haya candidato presidencial en el PAN.