No sorprende la cantidad de recursos destinados a las aspiraciones presidenciales.
Tampoco sorprende una estructura cimentada en la publicidad.
No sorprende que tenga dos pilares: uno político y otro mediático.
Y aún menos sorprende que sus hombres sean de sus “fieles” colaboradores.
Sorprende, eso sí, la falta de inclusión en esa estructura de gente de mayor peso político
Luis Maldonado es un viejo lobo de mar, pero sus mejores días han pasado.
Marcelo García es un hombre muy talentoso, pero encargarse de la comunicación panista y morenovallista no parece ser tarea para una sola persona.
Roberto Moya es un hombre de la confianza del gobernador, pero un hombre de muy bajo perfil para las finanzas que se manejan a un nivel de candidatura presidencial.
La maquinaria es buena, pero necesitará refacciones nuevas.
Ese es el verdadero problema para Moreno Valle: la cesión de posiciones.
A lo largo de su sexenio –y el gabinete es muestra de ello– no ha podido crear perfiles que cubran todos los resquicios posibles.
La razón es una: el control autoritario.
El círculo morenovallista podrá crecer en la medida en que el control autoritario sea menor.
Crecerá en la medida en que quiera abarcar todo y ceda posiciones y poder.
En otras palabras, el morenovallismo necesita disenso.
A partir de ese disenso crecerá la figura del gobernador.
El disenso tendrá que venir de sus propios colaboradores o de personajes externos.
El gobernador sabe que tendrá que entregar posiciones y poder para poder crecer.
Así ha sido y así es en todo círculo político importante.
Moreno Valle tendrá que dejar de ser amo y señor de la comarca si quieres ser el líder del país.
Dejar atrás el control del establo y pensar más en las cuentas de la Hacienda.
En todo caso, lo más sorprendente es la pasividad de la oposición.
Que el PRI se encuentre impávido es señal de un problema mayor.
La incorporación de su ex-líder estatal como parte del gobierno de Moreno Valle dice mucho y dice todo.
El gobernador los ha engatusado con algunas posiciones y muchos recursos.
Ellos, los priistas, se han dejado seducir como las ratas de Hamelín.
El gobernador es el flautista que toca con alegría.
TIEMPO EXTRA
Radio Oro. No se pierda de vista el uso que se le dará a Radio Oro en la estructura morenovallista. La pregunta es al estilo Mourinho: ¿Y por qué?
Rodolfo Ruiz. ¿Continúa el ataque contra los periodistas incómodos?
