18-04-2025 11:51:42 PM

El eterno regreso de Gabriel Hinojosa

tempestad18

Según el propio Hinojosa, “El movimiento G2G se activa cada período electoral buscando una mejor democracia como fórmula para el progreso, la justicia y la seguridad”.

Ya sea apoyando acciones para fomentar el hoy tan socorrido “voto nulo” o bien, como hizo en declaraciones a medios poblanos, fustigando a las autoridades electorales por poner trabas a la participación de ciudadanos independientes como candidatos a cargos de elección popular, Gabriel está ya de regreso.

Sí, es cierto, con cada vez menos reflectores, con cada vez menos fuerza e influencia en la opinión pública capitalina, esa que se volcó entusiasta a favor de su proyecto político en 1995 y que logró herir de muerte al entonces invencible dinosaurio priista poblano.

El repudio de Gabriel a los partidos y a la política piramidal y estatutaria puede resultar entendible; la compartimos en diferentes grados y medidas millones de mexicanos desencantados de la política tradicional.

Sin embargo, en coyunturas pasadas, Hinojosa ha buscado abiertamente el apoyo de partidos políticos —inclusive de aquellos que son completamente ajenos a la ideología en la que se formó— para obtener un beneficio político personal o bien poder competir en procesos electorales.

Previo a la elección local de 2007, el ex panista coqueteaba simultáneamente con el Partido Alternativa Socialdemócrata y con el Partido del Trabajo, la candidatura a la alcaldía de Puebla.

El PAS había anunciado con bombo y platillo que Hinojosa sería su abanderado, destacando hasta el cansancio las virtudes de quien fuera el primer alcalde emanado de un partido político diferente al PRI en la historia de Puebla.

Por un lado se trató de vender que Gabriel había quedado en medio de un fuego cruzado entre dos personajes fundamentales en la toma de decisiones al interior del PAS: el dirigente nacional Alberto Begné y la ex candidata presidencial Patricia Mercado.

Según esta versión, el primero de ellos habría realizado un muy profundo sesudo análisis de la realidad electoral del estado y habría llegado a la conclusión que la candidatura de Hinojosa significaría hacerle el juego sucio electoral al PRI al dividir el voto panista, o por lo menos el opositor al tricolor.

Por su parte, Mercado apoyaba con todo la idea de que su partido apoyara una candidatura ciudadana, que descansara en un personaje con altos niveles de conocimiento y una aceptable imagen entre buena parte del electorado, que le permitiera al PAS iniciar su trabajo político en Puebla con una oferta política seria que le diera credibilidad al partido y que facilitara su crecimiento electoral local en el corto plazo.

Fue entonces cuando Hinojosa recibió la llamada de “alguien” que le transmitió un mensaje muy claro y contundente de su primo hermano, Felipe, en el sentido de que en Los Pinos no se vería con buenos ojos su participación en una contienda electoral por un partido político diferente al PAN y en un estado que era particularmente atractivo en la estrategia electoral de Acción Nacional en el mediano plazo.

Calderón privilegió la institucionalidad partidista antes de las profundas diferencias históricas que mantenía con los “yunquistas”, grupo que en ese tiempo controlaba todavía las decisiones al interior del blanquiazul.

Para esto, se dice que las huestes del entonces candidato, Toño Sánchez Díaz de Rivera, se movieron hasta el cansancio para operar con interlocutores de peso que le pidieron al final al presidente su intervención para evitar que la candidatura de Gabriel dividiera aún más a los panistas poblanos.

Hinojosa, a pesar de lo anterior, acabó amarrando su candidatura por el PT.

Previo a la elección federal del 5 de julio de 2009 y luego de su reciente fracaso como “candidato tradicional”, Gabriel intentó otra vez vestirse de ciudadano apartidista y encabezó en Puebla el movimiento para invitar a los electores a que acudieran a las urnas a anular su voto.

El argumento era muy claro: los partidos no sirven para canalizar efectivamente las demandas ciudadanas.

Si bien la medida respondió en su momento a sus intereses particulares y fueron el resultado inmediato de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de impedir que en nuestro país pudieran aprobarse las candidaturas ciudadanas, el hecho de haber promovido esta forma de abstención, le convino a un partido, el PRI, que en las urnas depende únicamente de su voto duro.

En la coyuntura de la elección local 2010, a través de “Puebla de Acuerdo”, presentó a los partidos políticos que conformaron la alianza Compromiso por Puebla una lista de perfiles ciudadanos para ser considerados en el reparto de candidaturas.

De entre ellos, destacan Josefina Buxadé, ex diputada local y Verónica Mastretta, quien fue regidora del ayuntamiento de Puebla en el período de Eduardo Rivera.

Previo a la elección local del 2013, el G2G tuvo una especie de crisis de identidad.

Nunca decidieron si fomentar el voto nulo, si apoderarse de un partido insignificante para repartir candidaturas entre ellos o seguir enarbolando la ambigua bandera “ciudadana” para atraer potenciales simpatizantes.

En este contexto, optaron por la fácil: recurrir a la más simplona demagogia.

Así, entre sus amigos y aliados, Hinojosa hizo llegar vía correo electrónico una muy breve encuesta que incluía tres caminos a seguir y de cuyo resultado dependerían las acciones a tomar.

La respuesta fue tan pobre que el trabajo político del G2G se perdió en la coyuntura del proceso electoral.

Vayámonos acostumbrando, Gabriel Hinojosa, como los cometas, viene y va dependiendo de la intensidad con la que soplen los vientos políticos poblanos.

¿Ciudadano auténtico desencantado de los partidos?

¿Político tradicional astuto que ha encontrado la manera de mantenerse vigente en la política local, poniéndose a conveniencia el traje de representante de la sociedad civil?

Usted elija.

latempestad

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