“Alguien, puede ser dios, o una decisión mal tomada, o una buena decisión, nos dio la oportunidad de regresar a ver que pasaba después de lo que nos hicieron, por ejemplo los normalistas no han regresado a ver lo que ha pasado en el país después de que se los llevaron. A nosotros nos han dado esa oportunidad, y es hermoso ver que la gente se levanta por la educación popular y se levanta por defender a la BUAP, y le recordamos al señor rector que la Universidad no le pertenece, la universidad es de nosotros”.
Y así como asumen suya la universidad, según las palabras de Fidel Sánchez, estudiante de la facultad de Economía que fue raptado por varias horas el domingo pasado, también asumieron e hicieron suyas las calles, primero en un grupo de casi 200 estudiantes que salieron caminando desde Ciudad Universitaria, sorteando incluso el cierre de los accesos de por parte de personal de seguridad de la institución, para llegar a la Procuraduría General de Justicia (PGJ) en donde ya los esperaba un segundo contingente, de un número muy similar para conformar un grupo compacto.
Y ahí, en la procuraduría se detuvieron y se plantaron frente a las oficinas y en un muy breve mitin le recordaron a los funcionarios de gobierno, que ni siquiera salieron a asomarse, que el pasado domingo 8 de febrero un grupo de encapuchados llegaron armados de tubos, palos y hasta bombas de humo les destrozaron el campamento que habían montado días antes para llevar a cabo una huelga de hambre en protesta por que las autoridades universitarias les negaron la posibilidad de usar los salones de la Universidad para ofrecer cursos de preparación gratuitos para el examen de admisión.
“Sin muchos alardes y muchos discursos nos pusimos a organizar un curso que al principio fue de 50 personas y después llegó a 1, 800, hoy cubrimos el 17 por ciento de la matricula del seminario oficial. Aprendimos aquí que la revolución se hace cotidianamente, con proyectos que duren, no solo en discursos y marchas, las marchas están bien pero lo importante son proyectos que duren y hagan retumbar al gobierno, porque precisamente lo que le molestó al gobierno fue que le quitáramos gente que le pagara su curso, y que educáramos a parte del pueblo que de otra manera no tendría posibilidades de educarse, es decir reivindicamos la idea de que el arma mas valiosa para la liberación de un pueblo es la educación”.
También les recordaron a los que despachan en el inmueble del bulevar 5 de mayo y la 31 poniente que, producto de la golpiza que recibieron de sujetos que llegaron en las sombras, todavía hay dos jóvenes, menores de edad, están aún bajo observación médica en el hospital universitario.
“El pasado 8 de febrero integrantes del Colectivo Universitario por la Educación Popular (CUEP) fuimos reprimidos por un grupo paramilitar y un grupo de porros pagado por la universidad y del estado, entendemos que este es el diálogo del rector Esparza Ortiz, es el diálogo de la represión”.
Pero si no hubo funcionario alguno para escuchar de viva voz las demandas y denuncias de los cerca de 400 jóvenes que se plantaron frente al inmueble de la procuraduría, lo que si hubo fue el cierre de puertas y la toma de fotos a los manifestantes por parte de personal de la dependencia.
Y tras el breve mitin los jóvenes siguieron su camino hacia el edificio Carolino, caminando primero sobre el bulevar 5 de mayo, hasta la 13 poniente en donde dieron vuelta para tomar después la 16 de septiembre, dar vuelta en la 5 poniente y pasar frente al Congreso, antes de tomar Reforma y pasar frente al palacio municipal y llegar finalmente al emblemático edificio universitario en donde se detuvo la marcha, pero al no poder tomar la plaza pues estaba ocupada por un tianguis temporal decidieron hacer su mitin sobre la calle.
Ahí, los cientos de jóvenes, padres de familia y hasta integrantes de organizaciones no gubernamentales, escucharon a los jóvenes del CUEP insistir en que la idea de ofrecer cursos de preparación para otros jóvenes no ha menguado después de los golpes y la represión de que fueron objeto, pero que su lucha no termina ahí, sino que buscaran también contribuir a la transformación de la universidad.
“Ahora estamos orgullosos de decir que esa madriza que nos duele y aunque sea traumática, porque muchos de nosotros no podemos dormir, bien ha servido para que la gente de la BUAP tome conciencia de que somos nosotros los que tenemos que rescatar a la BUAP, la calidad académica, el carácter gratuito y democrático. Esos hijos de la chingada vienen a pisotear el estatuto orgánico, nosotros no aspiramos a pedir algo nuevo, aspiramos a transformar a partir de hacer respetar el estatuto orgánico”.
