23-11-2024 05:35:52 AM

México, libro abierto de terror

secuestro22

México se está convirtiendo en un libro abierto de las nuevas modalidades que está cobrando el terror real y no imaginario, aquel que alimentó las noveles sobre monstruos nacidos de las entrañas del mal.

Es tal el odio, la saña y la perturbación que, después de ver lo que está sucediendo en territorio nacional, los estudiosos de las conductas criminales tendrán que abrir nuevos marcos teóricos para que podamos entender los alcances y repercusiones de lo que estamos viviendo.

secuestro22Para muestra un botón. Hace un tiempo efectué un pequeño ejercicio al respecto. Un grupo de amigos veía en Youtube videos sobre fantasmas y apariciones, competían sobre quién había visto el video más terrorífico. Después de que los presentes habían ocupado su turno mostrando los videos más espeluznantes, me tocó el turno.

Inicié aclarando que yo me apartaría un poco de la temática para mostrarles algo que rompería con el escepticismo que unos y otros mostraban cuando cada uno mostró su video.

Salí de Youtube e ingresé en un sitio especializado en noticias del narco mexicano, y a la primera encontré un video en el cual desollan en vida a una persona. Hubo quien se excusó para no ver el video y, quienes aceptaron verlo, a los pocos segundos pidieron que se quitara.

Todos estuvimos de acuerdo. Todos nos quedamos callados, parecía que el video disponible sin censura nos había abofeteado.

Estuvimos de acuerdo en que los videos de aparecidos, ovnis y fantasmas son cosa de niños.

Ciertamente hoy México vive prácticas delictivas que se creían extintas o, en el mejor de los escenarios, exclusivas de las zonas de guerra.

Lo que más preocupa es que estas prácticas se hacen cada vez más comunes, como es el caso de las fosas clandestinas en Guerrero y Michoacán en cuyo territorio se están encontrando cadáveres con muestras de haber sido torturados en vida como si se tratara de algo ritualístico, patrón que varía en algunas minucias, pero que se repite por ejemplo en las muertas de Ciudad Juárez.

Sostengo mi apreciación de que las actuales generaciones de mexicanos somos generaciones perdidas -si consideramos que no hemos alcanzado los estándares mínimos de desarrollo que nos permitan tener la certeza de que nuestro país va en rumbo correcto para salir del subdesarrollo-, y que de acuerdo con los escenarios violentos que venimos describiendo, aquí se están incubando nuevas técnicas que podrían conformar verdaderas escuelas de cómo infringir dolor inimaginable al prójimo.

Por ejemplo, hay que recurrir a los campos de Auschwitz para encontrar prácticas de exterminio como las que puso en práctica el tristemente célebre “El Pozolero”, quien en un terreno a las afueras de Tijuana en dos cisternas con 17 mil litros de sosa cáustica desapareció durante 9 años -según la versión oficial la cual parece quedarse corta por el modus operandi del sujeto al menos 300 personas.

Es de llamar la atención que no sólo los adultos se están especializando en infringir dolor y muerte, también están surgiendo nuevas formas de cometer delitos ideadas para niños y adolescentes. De tal realidad, tal vez el caso de “El Ponchis” sea el más emblemático.

La desintegración familiar, la drogadicción de los padres y el desamparo, propiciaron que “El Ponchis” -detenido en diciembre de 2010- a los 14 años de edad ya hubiera acabado con la vida de al menos 4 personas.

Son tan complejos los  escenarios que imperan en México que están dadas las condiciones propicias para el surgimiento de nuevas generaciones más agresivas de asesinos seriales, de asesinos en masa y de asesinos relámpago. Los libros de Criminología del futuro inmediato darán cuenta de ello.

Parece que nuestra capacidad de asombro sobre lo terrorífico ha llegado al límite, pero siempre surge algo peor ¿o no?

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