23-11-2024 10:29:10 PM

Justicia a las víctimas de la “cura” de la homosexualidad

opinion07

Sexualidad es mucho más que genitalidad, tiene que ver con la expresión total del ser, su relación con los otros -desde diferentes roles y con fines específicos-, felicidad, bienestar físico, equilibrio emocional, ética, creatividad, realización personal y profesional, incluso productividad. Por eso, es necesario que las víctimas de las “curas” de homosexualidad a manos de Exodus, y de organizaciones similares,  salgan de la oscuridad a la que fueron condenadas y puedan ayudarlas los expertos, sin duda, ellos lo van a agradecer, sus familias y el planeta.

opinion07Hace casi cuatro años El País, en un artículo titulado “Oraciones para dejar de ser gay”, recabó una serie de testimonios sobre el horror que vivieron algunas personas LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), cuando fueron sometidas no sólo a dotaciones de Padres Nuestros y Aves Marías, sino al suministro de medicamentos que son una “castración química”. Tal como lo denunció en dicho trabajo Ángel Llorent, en cuyo caso este tratamiento lo llevó a la depresión y a desarrollar tendencias suicidas.

En mi entrega anterior le comenté que nueve de los principales dirigentes de la extinta organización internacional Exodus, reconocieron las atrocidades que se cometieron dentro de las terapias de conversión y pidieron perdón por los 37 años que intentaron “curar” la homosexualidad de centenares de personas.

Como no podemos retroceder en el tiempo, sí es oportuno preguntarse: ¿cómo podrán resarcir los agravios causados a las víctimas? ¿Cuántas son los torturados con las “curas” de la homosexualidad y en dónde se encuentran?

De las preguntas anteriores se evidencia la necesidad de establecer un trabajo conjunto entre las autoridades de los diversos países, con la participación de organizaciones serias, de probada solvencia científica, a fin de que las víctimas de las terapias de conversión reciban atención profesional.

Por otra parte, dada la gravedad de las secuelas psicológicas, físicas y sociales, es indispensable que los expedientes de los diversos casos sean canalizados a universidades y centros de investigación para su estudio y evaluación.

Los registros de Exodus podrían representar en su conjunto una excelente ocasión para acceder a información que permita continuar con las indagaciones sobre la mente y sexualidad humana, así como derivar líneas de investigación en el campo de la discriminación con motivo de la orientación sexual y los mitos sostenidos con alfileres.

Ojalá que otros líderes religiosos también admitan el daño cometido por el apoyo y difusión que han brindado a las terapias de conversión sexual.

La declaración de los exintegrantes de Exodus constituye un gran paso dentro de la lucha que libran activistas de derechos humanos y organizaciones LGBT, con el fin de que sean proscritas las terapias de conversión, y sean atendidas profesionalmente las víctimas de dichas prácticas. Tal vez el mayor impacto tenga que ver con el hecho de que durante décadas fue considerada una de las organizaciones más importantes dedicadas a la aplicación y desarrollo de métodos para el cambio de la orientación sexual de las personas LGBT.

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