Debemos aceptar que para México no existe por el momento un camino diferente al de la democracia. Es necesario revisar en forma permanente qué entendemos por democracia y hasta donde México, las instituciones y cada uno de nosotros es más o menos democrático.
Lejos quedó el concepto limitado de que la democracia es el gobierno del pueblo. Tampoco es claro ni suficiente la expresión de Abraham Lincoln de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Hoy tan importante es el reclamo de los derechos como el cumplimiento de los deberes y en ese sentido, nadie puede considerarse por encima del otro, de modo que ser democrático en tiempos contemporáneos implica respetar, tolerar e incluir al otro.
El artículo 3° constitucional establece de una manera precisa que la democracia es un sistema de vida. Muchas personas combaten esta idea pues reducen a la democracia a un mero método de toma de decisiones o de elección de representantes o autoridades, es decir, se limita la idea al aspecto electoral.
Particularmente estimo que la democracia es una forma de pensar, de valorar y en su momento de actuar, pues no hay duda de que existen personas que saben mucho y que ordinariamente en el ámbito individual actúan correcta y exitosamente. El espacio social y el de la autoridad pública no puede en ningún momento estar sometido a la voluntad individual, sin importar la calidad moral, intelectual, económica o de cualquier otra naturaleza que alegue un liderazgo que será siempre respetable en el ámbito de lo privado. La democracia debe ser ya un concepto más amplio del que nos dieron los griegos, la grandiosa Grecia de Pericles, y actualmente la debemos entender como todo acto que genera confianza, que da certidumbre, que propicia legalidad y que esté apegado en forma estricta a derecho.
Toda persona tiene siempre una opinión valiosa que además de merecer el derecho a ser escuchada tendrá siempre la obligación de aceptar los comentarios en sentido contrario y esta actitud de tolerancia en el diálogo o debate de las ideas es un elemento fundamental para la construcción de un pensamiento y una actitud democrática. Será autoritario y por lo tanto inaceptable, aquél que considera que su pensamiento no solamente es verdadero sino que además es irrefutable.
Por otro lado, la toma de decisiones para hacer o dejar de hacer algo colectivo y la nominación de los representantes y de las autoridades debe ser en todo momento un proceso derivado de la discusión respetuosa de las ideas, dentro de un sistema que permita la mejor forma de recabar las opiniones y al momento de tomar decisiones, hacer uso del sufragio o voto que debe ser secreto, universal y libre.
Los anteriores principios los consagra nuestra Constitución en el artículo 41 constitucional y en una correcta interpretación y uso de las garantías constitucionales, de los principios y reglas contenidas en nuestra Carta Magna, se impone, sin lugar a dudas, el deber de actuar siempre en apego a una visión y forma verdaderamente democrática. Lo anterior en mi concepto implica que desde el hogar, en la escuela, en la fábrica, en la oficina, en las calles y en todo lugar, cuando algo genere problema debe discutirse tanto su origen como la forma de resolverlo, evitando eliminar opiniones por el argumento de ignorancia o superficialidad y así, solo así, empezaremos a transformar nuestra vida común, muchas veces autoritaria por un comportamiento colectivo de carácter democrático.
Lo anterior se corrobora con el reciente criterio que emitió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una contradicción de tesis entre diversos tribunales colegiados, relativo a los conflictos por la titularidad de los contratos colectivos. En este rubro, ordenó de manera clara y definitiva la Suprema Corte, que el recuento para definir la titularidad de los contratos deberá realizarlo la autoridad laboral mediante el voto secreto, universal y libre, características del sufragio que consiste con el sistema político electoral definido por nuestra propia Constitución, por lo que en lo futuro, con certeza toda decisión tenderá a realizarse en términos del sistema democrático constitucional.