El objetivo: amedrentar, espantar, inmovilizar y si es necesario, encarcelar a quienes serán parte importante en la operación política de Morena, una vez que se ha cumplido con todos los requisitos para convertirse en partido político nacional.
Sí, Morena es la auténtica amenaza a la intentona del morenovallismo a eternizarse en el poder político poblano y uno de los poderosos enemigos que tendrán que sortearse para convertir en realidad el tan anhelado sueño presidencial.
Y es que, sin duda, el novel partido se convertirá en el cauce político natural que tomará la inconformidad ciudadana en temas como los abusos en el cobro del agua y fotomultas, las inundaciones, las fallidas obras de relumbrón, la persecución de activistas opositores a proyectos gubernamentales, además de los muy lucrativos negocios que se hacen al amparo de la corrupción en el servicio público.
El resultado reciente de los procesos extraordinarios en Acajete y Cuapiaxtla muestran con toda contundencia que no será el PRI quien se beneficie electoralmente de lo anterior.
Cooptada la mayoritaria izquierda institucional a través del control absoluto del PRD por el grupo político en el poder, Morena se convierte en la única opción real para los sectores progresistas locales.
Estructura y capacidad de movilización existen de sobra.
Ahora, el círculo se cerrará con los recursos públicos que como partido recibirá por concepto de prerrogativas.
Y la tendencia es a la alza.
El próximo proceso de renovación de liderazgos en el PRD, tendrá como consecuencia natural una nueva fractura al interior del Sol Azteca que podría generar un interesante éxodo de militantes a las filas de Morena, ya convertido en instituto político formal.
En este contexto, se entiende la estrategia oficial de intentar debilitar su potencial electoral a como dé lugar.
Y se hará privilegiando la especialidad de la casa: la implacable persecución de “enemigos”, salpicada de las más diversas amenazas.
Lo de menos es que existan elementos jurídicos para proceder de esta manera.
Con el control total de las instituciones que procuran y administran justicia en Puebla y el cerco mediático que privilegia únicamente los temas que abonan a la imagen gubernamental, encarcelar a quienes representan una amenaza política al nacimiento del nuevo maximato, será un asunto de mero trámite.
Sin embargo, el potencial costo social de lo anterior, puede ser devastador.
La soberbia ha dejado fuera del optimista análisis, este pequeñísimo gran detalle.
