Una comisión especial formalizó el Comité Ejecutivo Nacional del PAN para impedir la ruptura en Puebla y respaldar el proyecto de candidaturas y alianzas que pretendía el morenovallismo.
Todo quedó consignado en un documento, en el aparece cada acuerdo, con nombre y apellido.
Lo mejor viene al final, pues está la firma del líder nacional del PAN, Gustavo Madero, como garante del cumplimiento de los compromisos.
A unas semanas de cumplirse un año de la firma de los acuerdos para la unidad panista, pues el gobernador ya dio —desde hace meses— la orden de mandar a la chingada a todos e ignorar lo comprometido, quizá no recuerde que su candidato a la reelección dejó plasmada su firma.
La publicación del acuerdo pondría en predicamento al PAN, pues quedaría evidenciada la forma en la que se tuerce el presupuesto y los cargos públicos en aras de intereses partidistas. Insisto: el PRI de los 70s.
¿Con qué cara Madero arrancará su campaña en Puebla y empeñará su palabra si los acuerdos internos fueron rotos y lo permite?
¿Quién lo respetará si su palabra y firma valen un carajo?
Madero sabe que el gobernador no cumplirá con los panistas e instruyó a Tony Gali para que mande a la chingada los compromisos con otros que no sean los de él y su grupo.
En las urnas se la cobrarán a Moreno Valle y Madero.
No se olvide que en el 2012, los panistas ganaron la interna en la capital para Josefina Vázquez Mota contra el candidato del góber de esa época, Ernesto Cordero.
La noche de su triunfo, Vázquez Mota llamó “Héroes de Puebla” a los panistas que le ganaron a Moreno Valle, quien dispuso de todo el dinero y estructura para que perdiera la señora, pero no pudo.
La naturaleza de los panistas es muy diferente a la de los priistas, cuya sangre lleva el mandatario de Puebla.
Ya lo dijo bien el ex regidor Pedro Gutiérrez: Moreno Valle es un priista pintado de azul, rodeado de escorts de la política.
