23-11-2024 05:00:44 AM

Educar(se) como piedra en el zapato

Hay mujeres y hombres que son como piedra en el zapato para los sistemas educativos formales.

Son piedras en el zapato porque cuestionan, indagan, exhiben al que no sabe, no se conforman con lo que expone el maestro; aportan y preguntan una y otra vez.

Los seres que por su forma de pensar son incómodos se van quedando en el camino. Tarde o temprano se convencen de que las mayorías están en lo cierto y seducidos por la vox populi vox Dei renuncian a la búsqueda de la verdad a cambio de la aprobación social.

Los seres rebeldes resisten, persisten y hacen su propio camino; camino que al inicio es solitario, pero en algún momento se enlaza con el andar de otros indómitos, de otras piedras en el zapato.

Mientras usted lee estas líneas seres humanos de todas las edades son excluidos, expulsados, vilipendiados o ignorados por los sistemas educativos formales de los diversos países por su forma de pensar y actitud libre pensante.

Si bien es innegable que en gran medida el progreso humano es gracias a los esfuerzos articulados dentro de los sistemas formales, también es frecuente que las escuelas sean centros de adormecimiento de la creatividad y el análisis.

En la historia han quedado  registrados personajes que en su momento fueron marginados o tuvieron graves problemas escolares por su forma de abordar el saber.

He aquí algunos de estos seres marginados: Albert Einstein (físico), Stanley Kubrick (director de cine), Thomas Alva Edison (inventor), Rafael Alberti (poeta), Winston Churchill (político), Emile Zola (escritor), Arthur Colley Wellesley (estadista), Gregor Johan Mendel (naturalista), Pablo Picasso (pintor), Sophie Germain (matemática), Steve Jobs (programador informática), Agatha Christie (escritora).

En su momento Agatha Christie dijo de la escuela: “Supongo que es porque casi todos los niños hoy en día van a la escuela donde todo es programado para ellos, que al parecer son tan perdidamente incapaces de producir ideas propias”.

La frase de Agatha Christie coincide con una visión crítica de los sistemas educativos formales que se han convertido en excelentes espacios para la transmisión de la ideología del grupo en el poder.

Tal vez los seres que son como piedra en el zapato se deban a que los principios de la añeja institución fueron ideados en un tiempo que ya no corresponden a quienes han visto cambiar el mundo en un santiamén.

Jorge Eduardo Noro en su artículo “Las escuelas atraviesan una crisis de sentido” resume lo que podría ser un clamor de los seres que se niegan a la domesticación escolar tradicional, cito:

“El problema no radica solamente en tener alumnos posmodernos en escuelas modernas, sino de tener una escuela moderna en un mundo posmoderno, estimulados por otras urgencias, guiados por otros principios, demandados por otras pautas. Se trata de un enfermo a quien se le observan y describen los síntomas, sin llegar a su enfermedad de base, aquella que produce los innumerables efectos que pretenden curar los diversos especialistas: escuela vacía, ausencia de valores, desinterés de los alumnos, ausencia de las familias, disminución en los rendimientos, violencia generalizada, abandono de los verdaderos problemas, des-actualización de los contenidos, problemas con los docentes. El mal de fondo es esta estructura moderna, este prodigioso invento que se mantiene y resiste en un territorio que no es el propio, huérfano de respaldos efectivos y de un corpus de ideas que le permita remontar de nuevo vuelo”.

Mientras los sistemas escolares del mundo no se percaten de su marasmo hay quienes se asumen como piedras en el zapato y no renuncian a educar(se) haciendo a un lado el proverbio chino que reza: “Quien anda con suavidad llega lejos”.

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