Qué tristeza por esas autoridades, que al final del camino tratan de justificar sus errores en lugar de asumirlos, de responder por ellos, de querer que pensemos que siempre trabajaron, que siempre trataron de resolverlos, y que no veamos que sólo nos engañaron.
Qué triste, que se tiren al suelo y se pongan de alfombra con aquellos que llegan, para que los tomen en cuenta, o para que no hagan acciones para perseguirlos y no vayan a hacer nada para descubrirlos.
Qué triste, que triste que no hayan sabido hacer su trabajo, que pena de sus equivocaciones y que ni siquiera las hayan notado, que pena de sus estados cínicos y lo peor de todo, que piensen que ni cuenta nos habíamos dado
Qué triste que tantos premios para distraernos hayan inventado, sólo pienso que les faltó la Catafixia de “En familia” pero creo que Chabelo por su cinismo,…si, fue por eso, seguro fue por eso, que no los ha aceptado.
Qué pena que hicieron el peor de los ridículos, al asumirse como héroes históricos, y a su grupo gente extraña hayan sumado, gente que nos dañó y nos retrasó en lo logrado, y a lo mejor, el colmo de todo, es que… sólo a lo mejor, no fue por malos, sino por ignorantes que no lo hayan notado.
Qué triste, que la verdad de todo, es que todo lo copiaron, todo lo inventaron y al final, al final nada haya mejorado, ni squiera que todo siga igual, sino que todo se haya retrasado.
Qué triste que como al Canelo, a Márquez, Chávez o al Tri, los hechos, los hayan estrepitosamente derrotado y que sólo por mercadotecnia los habían inflado y ni sus mágicos distractores y juguetitos para niños los hayan salvado.
Qué pena y ridículo, que a quien tanto criticaron y tanto habían atacado, al final es quien les ayudo, quien de verdad les salvo la chamba y dio la cara por la Capital y por el Estado.
Pero que alegré que todo esto, ya haya terminado, que aunque llenaron sus bolsas y sus casas cambiaron o hayan transformado, aunque nos hayan saqueado, pues como dice el dicho…“no hay mal que dure cien años” y este, al menos, esta vez se ha terminado, esperemos que lo que viene nos cambie el horizonte, que tengamos al correcto, el que de verdad ayude a esta capital y a sus problemas y que en vez de pasearse o echarse de verdad los afronte.
Esperemos que no invente como los que se van, a la manera de los Pedros (Infante Y Fernández) eso de que “hay mama que yo no fui” en su famosa canción, y que al menos entiendan lo que son las faltas tipificadas como “delitos de comisión por omisión”, antes de hacer declaraciones que los pongan en esta posición.
Qué pena lo que nos ha pasado, pero esta vez como en todos los cuentos, “Colorín colorado su tiempo no les alcanzo para acabarnos, y la oportunidad de dañarnos más… se les ha terminado”.
¿O no?
Juzgue Usted