Moreno Valle, hay que decirlo sin dudarlo: ganó la batalla en medios electrónicos, nada más que a diferencia de sus primeros años de gestión donde polarizó, enfrentó y asfixió, ahora se impuso, en definitiva, sin lanzar un solo dardo.
Todos los dueños de los medios optaron por realinearse a la órbita de poder, luego de los resultados electorales que afianzaron al morenovallismo como la expresión absoluta en la política poblana.
En la radio y TV no hay cabida a la menor crítica y la figura del gobernador es intocable, es una orden a conductores de los espacios, quienes la asumen sin el menor decoro.
Ningún contrapeso real. Los empresarios y conductores radiofónicos y televisivos abdicaron en su derecho a disentir para consentir al poder en turno.
Dicen los expertos que el mejor golpe es aquel que no se da. El miedo es la madre de la cobardía, señores concesionarios. El precio de la abdicación ya lo pagarán. Véanse en el espejo del PRI poblano.
La otra vertiente del periodismo que tiene que ver con la prensa escrita vive momentos de agonía.
Asfixiados financieramente y tras la derrota de Enrique Agüera y el PRI en todo el estado, en periódicos y revistas se observan lamentablemente cierres, despidos y reducción a su mínima expresión del tiraje.
Puebla sin Fronteras cerró “temporalmente“. La Jornada de Oriente se volverá semanario, al igual que el diario Cómo que sólo saldría una vez cada ocho días. El Popular admite vetos.
La migración a lo digital se acelera.
Por eso, quizá la opción para disentir, expresar ideas contrarias a la corte de aduladores sea el periodismo digital, donde vienen interesantes alianzas.
@AleMondras
