Esta serie de artículos dedicados al futbol mexicano ha sido específicamente en torno al uso mediático perverso de la Selección Nacional, a través del cual se ha hecho creer a los aficionados que en cada partido del selectivo está de por medio el progreso de la patria.
De manera muy rápida he mencionado algunos aspectos negativos como la fragmentación y polarización de la sociedad, el futbol como droga social, la motivación fatua de los triunfos tricolores, la desconexión entre triunfos de la selección y transformación de la realidad y la orientación de recursos públicos a equipos profesionales, por cierto este último fenómeno ampliamente cubierto por medios nacionales como la revista Proceso, Reporte Índigo, MVS Noticias, ESPN y La Jornada, pero ausente de la televisión nacional abierta.
Por supuesto quedan en el tintero varios temas para abordar en relación al balompié nacional, ya lo haré en otra ocasión.
Sería injusto no mencionar que el futbol profesional no es la totalidad del balompié en nuestro país.
Afortunadamente los antivalores del mercantilismo futbolero no han acabado con el espíritu que anima el amateurismo del soccer, sin embargo hay algunas conductas que no deben obviarse por los entrenadores de niños y jóvenes.
Hace poco en mi artículo “Dignificación y Deporte” le compartí lo que cito:
“El deporte puede ser un puente para trascendersobremanera a la simple actividad física, porque generalmente se sustenta en una filosofía de vida llena de valores, como el respeto, la perseverancia, el honor y el amor al prójimo. Es el caso del taekwondo.
“Se envenena la sustancia noble del deporte cuando se anteponen: el engaño, la simulación, el vedetismo, los intereses comerciales y políticos partidistas, la superficialidad y el afán de ganar a cualquier precio. Para desgracia de las sociedades, dado el nivel de penetración, es el caso del futbol.
“La carga social transformadora de los deportes radica inicialmente en la convivencia con otros, en los valores que los animan, que en resumen y en el lexicón deportivo es: “jugar limpio”. “Jugar limpio consigo mismo, con los demás, con el entorno y con la humanidad”.
El futbol no es dañino per se, lo que es nocivo es el uso manipulador y absolutamente comercial de los dueños del balón.
Por otra parte, como en el futbol profesional mexicano lo que importa es ganar a como dé lugar porque eso representan miles de dólares, es constante encontrar la simulación de faltas propiciadoras de penaltis, la actuación dolosa, el ensalzamiento de la mentira, las muestras de xenofobia, el encumbramiento del machismo y la victimización en la derrota.
Si bien el futbol es imán para incorporar a las personas al deporte, los responsables de los espacios amateurs además de velar por el correcto entrenamiento corporal deben cuidar que haya presente un andamiaje ético que dé sustancia al futbol “llanero”; porque el futbol amateur tampoco es bueno en sí mismo.
Considero que el fortalecimiento de la convivencia familiar en torno a nuestros futbolistas amateurs sería excelente revestimiento para la convivencia intergeneracional y la gestación de entornos pacificadores.
Las instituciones educativas y las ONG´s tienen mucho que aportar en el futbol amateur, hoy varias de ellas son baluartes de la combinación entre acondicionamiento físico, futbol y formación.
Hace algunos años en nuestro país el “Torneo de los Barrios” fue un excelente esfuerzo nacional que arrojó verdaderos encuentros de alto nivel.
Opino que los mexicanos deberíamos atender y practicar más futbol amateur y consumir menos futbol de Primera División.