Por ley, el mandatario debe enviar junto con su informe dos iniciativas las cuales serán “preferentes”, es decir las Cámaras (Senadores y Diputados) deberán analizar, discutir y aprobar o rechazar en 30 días naturales.
Realmente no a todos tomo por sorpresa que Calderón enviara la reforma laboral, puesto que el martes y miércoles de la semana pasada las dirigencias de los partidos políticos se enteraron de que lo haría.
Por cuestión de tiempo, Diputados y Senadores, principalmente los primeros tendrán que acelerar el paso para instalar las comisiones legislativas, pues apenas acaban de entrar en funciones, pues sólo tienen 30 días para abordar dicha propuesta.
La forma en que se organicen los legisladores y cómo aborden el análisis de la iniciativa de Calderón será fundamental, pues hay que recordar que hubo una propuesta que estuvo a punto de aprobarse en la legislatura pasada, y es factible que varios diputados -sobre todo de las izquierdas- retomen propuestas anteriores o incluyan los temas que siempre han defendido.
No es ilógico suponer que Calderón envió esta iniciativa con el conocimiento del ya presidente electo Enrique Peña Nieto, y sólo se espera que el nuevo gobierno le ponga “su toque”· a través de las acciones que lleven a cabo los legisladores de su partido -el PRI- mediante el acuerdo al que lleguen (o ya tengan) con los panistas.
Oficialmente Peña Nieto asume la presidencia el 1 de diciembre, es decir 60 días después de que se conozca la suerte de esta iniciativa para reformar la ley laboral.
Falta ver qué dicen las bancadas del PRD; Panal, PT y Movimiento Ciudadano.
Si la iniciativa de Calderón no pasa a partir de un “común acuerdo” entre todas las bancadas, permitiría que la aborden en los siguientes periodos de sesiones, ya con el cabildeo directo de la nueva administración federal y el legislativo.
Pero, si dicha iniciativa no pasa por serias diferencias entre las bancadas, porque no se logra la mayoría entonces difícilmente (no imposible) podrá manejarse en el siguiente año, y ya se verá entonces la capacidad de operación y negociación del gobierno priista.
