Toda la gente decidió ir a ver al pan que habla, así que en la noche el circo estaba repleto.
Sale el presentador y dice:
“Esta noche no pudo llegar el pan que habla por problemas de panadería, pero mañana se lo tendremos”.
Al otro día lo mismo, y así varios días.
A los días después el presentador sale y la gente gritando:
¡Queremos al pan que habla! ¡queremos al pan que habla!
Entonces el presentador dice:
“Hoy lo tenemos, pero necesitamos a un miembro del público”.
Y sale un caballero, y traen una piscina, y la colocan en medio de la carpa.
Entonces, le pasan un pan al caballero y le dicen:
Sumérjalo unos segundos, ahora sáquelo, ¿cómo está el pan?
¡Está blando…!
Ta Raaaaaaaaan.